La salvedad que, quizá con buena intención sobre posibles acuerdos de paz con la guerrilla, formuló en 2002 el expresidente Andrés Pastrana al ratificar el Tratado de Roma, que creó la Corte Penal Internacional, ha impedido que durante los cinco años transcurridos -la salvedad es por un máximo de siete, en los términos del artículo 124 del Tratado- haya entrado a operar la jurisdicción de la Corte para crímenes de guerra.
Como lo expresó la semana pasada en Bogotá, durante el Primer Congreso Interamericano de Derechos Humanos, el Fiscal principal de la Corte Penal Internacional, el argentino Luis Moreno Ocampo, si -dando lugar a la impunidad- el Derecho interno no opera en relación con los crímenes a los que alude el Estatuto de la Corte, ésta adquiere competencia, y entra a investigar y a juzgar a quienes sean sindicados de haber cometido cualquiera de esos crímenes (genocidio, crímenes de lesa humanidad, crimen de agresión o crímenes de guerra).
En cuanto a los crímenes de guerra, respecto de los cuales, en virtud de lo dicho, Colombia no acepta todavía la jurisdicción de la Corte Penal Internacional, el Presidente Uribe ha declarado que está dispuesto a estudiar la posibilidad de levantar la salvedad, lo que no solamente es posible a la luz del Tratado -a cuyo tenor “la declaración formulada (…) podrá ser retirada en cualquier momento”- sino que es necesario, con miras a propiciar una administración de justicia eficaz, así sea internacional, contra crimenes de guerra como los que se han venido cometiendo y se seguirán cometiendo, sin que se aprecie la efectividad de los procesos internos.
Según pensamos, Uribe acierta en este sentido, vistas las actividades de los movimientos armados y su contumacia, y además porque la actividad de la Corte Penal Internacional se constituye en prenda inigualable acerca de que podrán finalmente ser establecidas la verdad y la justicia respecto de crímenes que nos duelen profundamente pero que no hemos sido capaces de castigar.
Ha señalado el Jefe del Estado que examina la situación y que podrá llegar a retirar la salvedad. Con el debido respeto por su fuero, creemos que precisamente en razón de él, no necesita consultar con nadie, sino simplemente proceder de conformidad, manifestando internacionalmente la voluntad de Colombia, como lo ha propuesto con razón el Comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo.
No nos gastemos los dos años que quedan,...pensándolo.