La opinión pública suele dejarse confundir por las generalizaciones, que por su misma naturaleza impiden el análisis objetivo de los hechos, y benefician a los verdaderos responsables de las cosas, pues el caos es el mejor amigo de la impunidad.
Ahora resulta que, según expresiones del Vicepresidente Santos, en el caso de las “chuzadas”, no pasó nada en el DAS, y los que se equivocaron fueron los medios de comunicación.
El Fiscal General encargado denunció que la interceptación al teléfono del Magistrado Iván Velásquez fue practicada ilícitamente desde la Fiscalía, y no cabe duda de que eso debe ser investigado, para saber quiénes cometieron el delito, con cuáles ordenes, y quiénes fueron sus determinadores, verificando además si el mismo se extendió a otros casos.
Pero una cosa es que se investigue lo de la Fiscalía y otra cosa muy distinta que, como pretende el Gobierno, todas las interceptaciones se hayan llevado a cabo allí, y que por vía de generalización se libere por completo al DAS y a funcionarios del Ejecutivo de cualquier responsabilidad en la materia, cuando por paradoja, las denuncias oficiales sobre un supuesto “complot contra el Gobierno” -del cual haría parte el tema de las “chuzadas” imputadas a funcionarios del DAS- coinciden con el anuncio del Presidente de la República en el sentido de suprimir ese Departamento Administrativo y reemplazarlo por una agencia central de inteligencia.
Generalizando, se distrae al público y a la vez resultan protegidos los verdaderos responsables.
No se olvide que también, hace dos años, se conoció de esa detestable práctica en la Policía Nacional, e inclusive salieron de la Institución por cuenta del escándalo once altos oficiales que estaban llamados a dirigirla, sin que, de otro lado, se haya establecido jamás si ellos eran o no responsables. Se generalizó y se confundió. Lo propio aconteció en el caso de los 27 oficiales del Ejército destituidos el año pasado por los “falsos positivos”: los incriminaron de manera genérica y se los presentó por el Gobierno ante el país como involucrados en los hechos, pero nunca se ha probado nada en concreto en el caso de cada uno.
No sabremos en realidad, -ni en las “chuzadas”, ni en los “falsos positivos”- quién o quiénes han estado detrás de estos planes macabros, gracias a las generalizaciones, que son una modalidad maquiavélica de lograr la impunidad.