Por Ricaurte Losada Valderrama
China- Foto http://alef-getafe.blogspot.com
Puede resultar conveniente, a raíz del reciente viaje del Presidente Juan Manuel Santos a la China, tener en cuenta la combinación que ellos hacen de capitalismo con socialismo, pues ahí podría estar parte importante de la solución que el mundo necesita, a efecto de hacerle frente a las grandes y graves asimetrías e inequidades que genera el capitalismo.
Como es evidente, el capitalismo ha triunfado sobre el socialismo, pero no de manera definitiva, pues este sistema tiene principios y postulados importantes, vitales para la vida, la búsqueda de justicia y el entendimiento y desarrollo de los seres humanos.
Por lo anterior, lo que tendría que hacer el hombre, de actuar de manera equilibrada, sensata, conveniente y sin egoísmo, sería tomar lo bueno y positivo de los dos sistemas, integrándolos en lo fundamental. Quiere decir que lo que debe hacerse, es combinar propiedad privada con propiedad colectiva y libre mercado con intervención estatal. O en otras palabras, individualismo con colectivismo, para responder positivamente a las inclinaciones del ser humano de poseer riquezas, sin que ese deseo y propensión innatos afecten la convivencia y el desarrollo colectivos. Esta fusión debe dar como resultado una verdadera socialdemocracia.
Al respecto, el planeta tiene como ejemplo a la China, cuya modernización se inicia con Deng Xiaoping, quien abrió zonas económicas especiales que han permitido la participación plena de la oferta y la demanda del mercado.
Como consecuencia de la apertura el capital internacional acudió de inmediato y realizó importantes inversiones.
Políticamente Deng aceptó que en el régimen socialista se debían cambiar muchas cosas y que no todo era malo en el sistema capitalista. Como China había enviado muchos estudiantes a las universidades americanas y europeas, los trajo de regreso haciéndolos importantes en la orientación de la economía de mercado.
La China se transformó en el siglo XX, es uno de los fenómenos más importantes de la actualidad y actor económico y político de primera línea en el escenario mundial que llegó a ser en 1933 la tercera economía del planeta y recientemente desplazó al Japón del segundo lugar. Se trata de un Estado-Civilización.
En términos globales la política de reformas en la China, básicamente consistió en una aplicación controlada de mecanismos de mercado manteniendo un fuerte control político.
Es de tener presente también que mientras gran parte de occidente ha estado en recesión, la China tiene un crecimiento muy dinámico, lo que muestra el decaimiento neoliberal y el éxito de la apertura china al capitalismo.
Por lo tanto, la China, con su desarrollo a través de la economía de mercado socialista, es un importante contrapeso al neoliberalismo que rompe el esquema del socialismo dogmático y del capitalismo salvaje.
Por aspectos como los anteriores, el mundo debe entender que la paz y el desarrollo de la humanidad dependen en buen grado de la continuidad y el éxito de modelos políticos, económicos y sociales como el chino.
Pero es posible que el pluralismo socioeconómico, productivamente creador, termine por entrar en contradicción con un sistema de un solo partido -el comunista- que mantiene el control del desarrollo político y económico y el avance hacia una sociedad democrática como se concibe en occidente, con pluralismo político, es muy lento, en contraste con la velocidad de las reformas económicas.
Por lo anterior, lo más cercano a la realidad es que el acelerado crecimiento actual termine por imponer una reformulación institucional que permita la presencia de nuevos partidos.