POR JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ GALINDO
Foto presse.uni-oldenburg.de
Que no es transparente el proceso de elección del nuevo Procurador General de la Nación queda puesto en evidencia por la renuncia de la doctora Ana Caterina Heyck Puyana a lista sobre la cual decide el Consejo de Estado.
La doctora Heyck es una académica respetable que ha adelantado importantes investigaciones jurídicas, quien pese a su juventud conoce a fondo el Derecho Constitucional Colombiano, los convenios y los tratados sobre Derechos Humanos, el Derecho Internacional Humanitario, y si este proceso de elección que se tramita tuviera alguna seriedad y se aproximara en algo a lo que contempla la Constitución, habría podido ser una excelente candidata a la Procuraduría. Se la pierde el país, por culpa de un sistema de elección que se ha pervertido; en donde no hay garantías para los aspirantes; en donde se atropella la igualdad y no se tienen en cuenta las calidades ni las hojas de vida sino la mayor o menor capacidad de clientelismo y politiquería, tanto en las instituciones postulantes como en el Senado de la República.
Sin existir una terna ya hay un elegido. Luego los nombres, la trayectoria, los conocimientos, la experiencia de quienes hayan de ser postulados no importan.
Ahora bien, la Corte Suprema postuló al actual Procurador sin dar oportunidad a otros, y en cuanto a los consejeros de Estado, han abierto formalmente una especie de concurso, para que los candidatos pasen de despacho en despacho a pedir los votos, o a hacer valer sus influencias para rellenar la terna y seguir con la pantomima.
Todos los aspirantes deberían hacer lo mismo que Ana Caterina y exigir que se respetara la Constitución.