POR OCTAVIO QUINTERO
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El jefe de Control Disciplinario de la Secretaría General de Bogotá, Augusto Ocampo, desahogó su cólera contra los medios de comunicación trinando en Twitter, a diestra y siniestra; contra tirios y troyanos: no se le escapó nadie.
Él quedó livianito, como dicen, pero el pobre Petro afronta hoy otro aluvión de críticas de todos los medios, que esta vez, con más motivos, serán peores que antes. ¿Les tirará carne a los lobos?
Esta inocente frase prendió hace 43 años (1969), el debate de corrupción más importante que por entonces se dio en el país, y que se conoció como “El escándalo Fadul/Peñalosa (el papá del Peñalosa de hoy).
Cuando el también famoso (por lo corrupto), senador, Nacho Vives (José Ignacio Vives, Samario), descubrió las indelicadezas del par de funcionarios de la administración Lleras Restrepo: Fadul, gerente del IFI y, Peñalosa, ministro de Agricultura, pidió su renuncia, a lo que el Presidente respondió:
“No le voy a tirar carne a los lobos”. Y le costó la renuncia: ¿Qué lo atajó López Michelsen?, es una cosa; ¿Qué no se la hubiera aceptado el Congreso?, es otra. Pero que renunció… ¡Renuncio!
Quién sabe si Petro, tan parecido en su forma a Lleras, les tire carne a los lobos. Lo cierto es que su administración va de escándalo en escándalo, desde su génesis (su retiro del Polo fue tormentosa), hasta la batalla final, que estamos por ver en esta guerra abiertamente declarada entre el poder político y económico dominante en la capital, aupado por los poderosos medios de comunicación (por si fuera poco), y un alcalde arrogante, improvisador, terco y populista que, al igual que sus contendientes, no parecen medir las consecuencias de lo que podría desatar sus mezquinos intereses y falsas vanidades, teniendo de por medio una población de al menos 10 millones de habitantes.
Al margen de la hoguera que se atiza con los trinos de Ocampo, su actitud fue irresponsable porque una cosa es opinar, e incluso hasta rechazar la sevicia de los medios sobre la administración Petro, y otra acusar directamente a periodistas (no propiamente cargaladrillos), de estar a flete de los enemigos políticos y económicos de Petro. Tamaña denuncia, no solo necesita “prueba reina”, sino quién esté dispuesto a aportarla, en un país en donde la impunidad es la regla y no la excepción.
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Fin de folio: Lo malo de tirarle carne a los lobos es que no se sacia su hambre sino que se les despiertan más las ansias...