POR OCTAVIO QUINTERO
Junto a Cristo (¡ALELUYA!), El “Patrón del mal”, resucita en Colombia: todos los niños quieren ser Pablo Escobar (¡AVE MARÍA!).
El patrón del mal que cruza la vida cotidiana en Colombia es el narcotráfico: no le quepa la menor duda.
Al calor del narcotráfico, se hacen fortunas arriba y se resuelven problemas abajo, a punta de bala, pero se resuelven.
Al calor del narcotráfico, persiste la lucha armada en Colombia, no tanto por el poder civil como por el poder económico que, de vuelta, asegura el poder civil: pregúntele a cualquier expresidente, desde la bonanza marimbera en adelante: 1970; maridaje que quedó expuesto en la administración Samper (Proceso 8.000), no tanto porque se quisiera extirpar el mal como por atajar la rever de la apertura económica que en el gobierno de Gaviria había echado abajo las barreras de la producción nacional.
Al calor de la narcoguerrilla y la narcopolítica los elegimos (Pastrana – Uribe)), y al calor del narcotráfico los seguiremos eligiendo: ¿Dónde está la bolita del 2014? “Averígüelo Vargas”…
El patrón del mal muere y resucita en Colombia todos los días. Es un cadáver que matan a diario las autoridades y resucitan, también a diario, las narconovelas.
Al calor del patrón del mal, se forja un guerrillero o un ‘paraco’ que termina de cara al cielo o de espaldas a la tierra, como lo quiera ver, en cualquier enfrentamiento con el Ejército o la Policía, no sin antes haber dejado tendido en el suelo, también mirando arriba o abajo, a algún rival de su “Destino Manifiesto”.
Al calor del narcotráfico se vive “a lo bien”: echando pinta o echando crack, se alcanzan realidades fantasiosas y se construyen fantasmagóricas quimeras.
El patrón del mal es nuestro Leviatán que surca el espacio del narcotráfico en el mundo, y que en Colombia aterriza en un modelo (un patrón): Pablo Escobar, el insepulto héroe de las sagas televisivas o de los libros calientes, y aún históricos, que forja la mente de jóvenes, a la manera como se fijó la nuestra en la pantalla del Viejo Oeste y el Llanero Solitario, en su “ley del más fuerte”.
“Niños colombianos quieren ser Pablo Escobar”, nos dice el grupo ‘Etnología’, una consultora que investiga los mercados en Colombia y que ha compilado en un video titulado “Narconovelas”
Somos morbosos, debe ser el dictamen de nuestro psicoanálisis colectivo, mandado a hacer por los productores de cine para darnos lo que queremos, porque… “El cliente siempre tiene la razón”.
Si hoy “Los tres caínes”, bate récord de sintonía, es porque se divulgó la especie de que viene a ser la serie más violenta de cuantas se hayan puesto en cartelera en esta saga: “hay que verla”, dirán, como decíamos antes cuando los héroes eran tipo Tarzán en lo serio y Cantinflas en lo cómico: cada serie siguiente era mejor que la anterior: “Había que verla”…
Ahí tienen muchachos, para que emulen a sus héroes, sustitutos de nuestros “Fantasmas” del pasado.
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Fin de folio: El hombre como el huevo, en nidos de dolor será serpiente, en nidos de amor será paloma: Guillermo Valencia