POR JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ GALINDO
Imagen tomada de runrun.es
Hemos seguido paso a paso en las últimas horas los acontecimientos que tienen lugar en Venezuela tras los comicios del pasado 14 de abril, y lo que vemos es una crisis institucional que, de continuar, tendría gravísimas repercusiones en América Latina.
Es significativa, de una parte, la decisión del Consejo Nacional Electoral -con la salvedad de uno de sus rectores, el señor Díaz- en el sentido de no acceder al reconteo de los votos, tal como lo pidió el candidato perdedor Henrique Capriles y lo aceptó inicialmente el ganador Nicolás Maduro.
Al respecto, hemos estado mirando las normas electorales aplicables en Venezuela y encontramos: Primero, que la decisión acerca de si se hace un reconteo de votos le corresponde al Consejo Electoral y no al Gobierno, y fue el Consejo el que tomó la determinación negativa; segundo, que las disposiciones contemplan que se adelante una verificación, mediante nueva contabilidad, del 54% de la votación. La noche del domingo se llevó a cabo esa verificación, y se encontró coincidencia con los datos divulgados, según certificó Tibisay Lucena, la Presidenta de dicho organismo.
De otro lado, es también una especie de punto de no retorno el hecho de que se haya llevado a cabo en acto solemne la proclamación por el Consejo Electoral de Nicolás Maduro como Presidente electo, y que se le haya entregado la credencial.
Entonces, ya no hay lugar a reconteo alguno, por sustracción de materia, y eso ocasionó la protesta airada de la oposición, encabezada por el ex candidato Henrique Capriles, quien convocó a “cacerolazos” que se han llevado a cabo en Caracas y en otras ciudades, aunque canceló la marcha hacia el Consejo Electoral.
De todas maneras, el Presidente Maduro se posesionará el viernes, y lo que contempla el sistema jurídico es la impugnación de las elecciones ante los tribunales. Seguramente, una vez producido el juramento de Maduro, vendrán las demandas respectivas.
Eso es lo institucional, lo jurídico, y lo que sería mejor. Aunque la polarización existente y acontecimientos recientes en materia de orden público en varias ciudades venezolanas -ha habido muertos-, nos hacen temer que la crisis se prolongue y hasta podría llevar, en su versión extrema, a una guerra civil que no le deseamos a ese país.
Lo pertinente es, en consecuencia, que se acuda al Derecho y se respeten los principios, para que -ojalá- el hermano país de Venezuela no vea perturbado su sistema democrático.