Les Misérables

18 Jul 2014
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“Después se preguntó si era el único que había obrado mal en tan fatal historia; si no era una cosa grave que él, trabajador, careciese de trabajo; que él, laborioso, careciese de pan; si, después de cometida y confesada la falta, el castigo no había sido feroz y extremado; si no había más abuso por parte de la ley en la pena que por parte del culpado en la culpa; si el recargo de la pena no era el olvido del delito, y no producía por resultado el cambio completo de la situación, reemplazando la falta del delincuente con el exceso de la represión, transformando al culpado en víctima, y al deudor en acreedor, poniendo definitivamente el derecho de parte del mismo que lo había violado; si esta pena, complicada por recargos sucesivos por las tentativas de evasión, no concluía por ser una especie de atentado del fuerte contra el débil, un crimen de la sociedad contra el individuo; un crimen que empezaba todos los días; un crimen que se cometía continuamente por espacio de diecinueve años.
 
Se preguntó si la sociedad humana podía tener el derecho de hacer sufrir igualmente a sus miembros, en un caso su imprevisión irracional, y en otro su impía previsión; y de apoderarse para siempre de un hombre entre una falta y un exceso; falta de trabajo, exceso de castigo.
 
Se preguntó si era justo que la sociedad tratase así precisamente a aquellos de sus miembros peor dotados en la repartición casual de los bienes y, por lo tanto, a los miserables más dignos de consideración.
 
Presentadas y resueltas estas cuestiones, juzgó a la sociedad y la condenó. La condenó a su odio.
La hizo responsable de su suerte, y se dijo que no dudaría quizá en pedirle cuentas algún día.
 
Se declaró a sí mismo que no había equilibrio entre el mal que había causado y el que había recibido; concluyendo, por fin, que su castigo no era ciertamente una injusticia, pero era  seguramente una iniquidad. Los hombres no lo habían tocado más que para maltratarle. Todo contacto con ellos había sido una herida”.
 
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Les Misérables. Obra escrita por el francés Victor Hugo, inspirada en la vida del criminal francés Vidocq que una vez libre, terminó inaugurando la Policía Nacional Francesa.  La obra fue publicada en el año 1862.
 
La historia comienza en 1815 y el personaje principal, Jean Valjean, es condenado a cinco años de prisión por robar un pan para dar de comer a los siete hijos hambrientos –el mayor de 8 y el menor de 1-, de su hermana viuda. Después de varios intentos de fuga su pena crece y finalmente cumple una sentencia de 19 años.
 
Al salir del largo encierro con un pasaporte amarillo que lo identifica como exconvicto, se enfrente a un barrote más duro e infranqueable, la sociedad que lo rechaza. "Ha estado diecinueve años en presidio: cinco por robo con fractura; catorce por haber intentado evadirse cuatro veces. Es hombre muy peligroso." afirmará una y otra vez la sociedad.
 
Solo el obispo de Digne, Bienvenue Myriel, le da posada. A pesar de ello, Valjean le roba, pero el obispo lo perdona a cambio de que Valjean redima y purifique su vida. Pasados los años Valjean reaparece bajo el nombre de Monsieur Madeleine. Por medios honestos reinventa su propia vida y se convierte en  el benefactor de la ciudad de Montreuil-sur-Mer, ciudad de la que es nombrado alcalde.
 
De forma paralela a la historia de Valjean, el autor nos presenta la tragedia de Fantine,  madre soltera que en su esfuerzo por  alimentar a su pequeña hija Cosette, cae poco a poco en el abismo sin fondo de la miseria extrema, pasando por la prostitución hasta llegar a la muerte.
 
Personajes oscuros rodean la vida de Fantine, Cosette y Valjean quien es perseguido por Javert su antiguo carcelero. Pero la historia tiene su lado bueno, Valjean logra salvar la vida de Cosette y la hace su hija adoptiva, protegiéndola hasta que esta se enamora y se casa. Al final la historia acaba un día en el que Cosette y Marius (su esposo) visitan a Valjean y lo encuentran en su lecho de muerte. Éste los abraza, considerándolos sus hijos y muere abrazado a ellos, feliz.
 
La historia no es tan simple como el resumen, se trata de una obra de estilo romántico, que plantea una profunda reflexión sobre el bien y el mal; la ley, la política, la ética, la justicia, el perdón,  la paz del alma y  la religión. Tiene de fondo el contexto histórico de la Francia de la época y  los personajes viven sus historias personales, paralelas a la Rebelión de Junio (1832) y todos los cambios políticos vividos por Francia en ese momento histórico.
 
No obstante, lo que deseamos resaltar  es que la novela es una defensa de los humildes, los oprimidos y miserables de todas las épocas de la historia de la humanidad.
Modificado por última vez en Viernes, 25 Julio 2014 09:19
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