Como suele suceder, la Santa Misa, es aprovechada por muchos fieles para socializar, mirar al vecino, repetir como loros las oraciones, mirar el reloj y hasta dormir.
No obstante, quienes durante la homilía de la celebración en la Casa de Santa Marta[1], misa privada matutina que preside el propio Papa Francisco, pensaron que dedicarían su tiempo a esos quehaceres se sorprendieron cuando, el propio Jerarca de la Iglesia –muy molesto- les dijo que la Capilla no era una“parada turística” y que la eucaristía “no es un buen acto social” ni mucho menos una “reunión de creyentes para rezar juntos”.
Acto seguido y añadiéndole un regaño adicional a los fieles, agregó: "Por desgracia muchas veces durante la misa se mira el reloj, contamos los minutos, pero ésta no es la actitud propia que nos pide la liturgia que es tiempo y espacio de Dios”.
Y con una sonrisa en sus labios completo la reprimenda, diciendo: "Por ejemplo, yo estoy seguro que todos ustedes vienen aquí para entrar en el misterio, pero tal vez alguno dice: ‘ahh, debo ir a Santa Marta porque en el recorrido turístico de Roma está el ir a visitar al Papa todas las mañanas: Es un lugar turístico, ¿no?'”
Jorge Mario Bergoglio, les dijo adicionalmente a los fieles presentes, que en la celebración de la misa se vive una nueva edición de la última cena y por lo tanto "es vivir otra vez la pasión y la muerte de Cristo".
Así las cosas los regaños van para todos, tanto para los sacerdotes, como para los fieles.
[1] Capilla ubicada en la residencia privada del Papa Francisco.
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