POR OCTAVIO QUINTERO
Foto www.vanguardia.com
Poner la derecha de Uribe como el centro de la oposición a Santos es una aberración, en todos los sentidos.
Resulta ofensivo a la mediana inteligencia, afirmar que entre Uribe y Santos (o a la inversa) haya diferencias ideológicas, tan solo porque Santos habla de paz mientras hecha bala y Uribe piensa que hay que echar bala para poder hablar de paz.
Pues, es desde El Tiempo, que todavía cree ser la notaría pública de la opinión colombiana, donde se le escritura hoy a Uribe el título de dueño “de la nueva oposición”.
No se cambia el fin cuando se cambian los medios. Cuando usted va para Medellín, el destino no se cambia porque vaya en avión o en carro, y quien decida lo contrario, no es una oposición sino una elección.
Pero lo de El Tiempo no es gratis. La insidiosa información es parte de la estrategia que busca quitarle a la izquierda la opción que tiene, así sea remota, de cambiar de régimen.
No creo que el establecimiento, del cual forma parte El Tiempo hoy más que nunca, le tenga miedo a un nuevo gobierno tipo Uribe, o se sienta muy preocupado porque siga Santos…
No, el establecimiento está nervioso porque en los últimos años la opinión pública parece mirar otro destino político, económico y social de Colombia: en la capital, ha derrotado consecutivamente tres veces al establecimiento; y en lo nacional, un reducido pero activo grupo, ese sí de oposición –El Polo- le ha asestado unos golpes… (Lo del robo a la salud, la caída de la reforma a la justicia y la caída del embajador en Washington), que lo tienen orejón.
No se puede dejar pelechar la idea de que existe otra opción. Eso, lo mejor es hacerle creer a la gente que lo que se requiere es un cambio de capitán, y no de rumbo.
El debate político del 2014 va tomando forma: “ladran perros, luego cabalgamos”…