Las colillas constituyen el mayor problema ambiental del mundo con billones de kilos desparramados por todo el planeta, gracias a que los fumadores las botan en cualquier sitio. En la colilla queda la nicotina, el alquitrán y más de cincuenta químicos que tardan más de 25 años en degradarse y que van a dar la mayoría de las veces, al mar. Así las cosas, los fumadores bien podrían considerarse grandes depredadores del medio ambiente porque la colilla de un solo cigarrillo es un veneno mortal para la fauna y flora del planeta.
La ONG, Surfrider Foundation, creada por surfistas para la protección de los océanos, ríos y lagos manifestó que para el año 2015 recogieron 67.423 colillas en una campaña realizada en mares y océanos por voluntarios de su programa “Ocean Iniciatives”. La portavoz de Surfrider destacó que las colillas son, en orden de volumen, el primer residuo en ríos y mares, por encima de bolsas y botellas plásticas. Adicionalmente denuncia que las colillas arrojadas al cemento son arrastradas por las lluvias a los ríos y de estos al océano llevando consigo todos sus venenos dónde pájaros, peces y otros animales los ingieren hasta morir, porque no pueden digerirlas. Igual suerte corren las colillas arrojadas al inodoro porque esas aguas finalmente van a dar a los océanos.
Las colillas están elaboradas con acetato de celulosa, un material no biodegradable cuyo efecto contaminante puede durar décadas y, contiene -entre otros- elementos añadidos, plomo, mercurio, fenol y amoniaco en cantidades suficientes para contaminar hasta 500 litros de agua por lo que botarlo al suelo y pisarlo o arrojarlo a la basura no es suficiente.
Imagen de: www.msal.gob.ar
Todo lo anterior sin contar que un gran número de incendios son producidos por colillas de cigarrillos encendidas.