EL SENTIDO DEL DERECHO

27 Jun 2006
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De antemano presento disculpas si a alguien le parece esta una visión pesimista de nuestra realidad.

 

Por paradoja, en una sociedad regida por multitud de normas de diferente rango y origen, en la que todo se quiere solucionar con la expedición de nuevas disposiciones y en donde toda disputa se convierte en uno o en varios procesos judiciales -basta ver la congestión de los despachos- , se ha perdido el sentido del Derecho y -lo que es peor- el respeto al ordenamiento jurídico.

 

La forma democrática de gobierno por la que optamos, según la Constitución, se supone que hace prevalecer el Derecho sobre los apetitos e intereses de individuos, sectores o grupos, y que -acogidos todos a un conjunto ordenado de reglas establecidas dentro del Estado Social de Derecho- estamos dispuestos a sujetar nuestras conductas a la normatividad, ateniéndonos, en caso de diferencias, a lo que decidan -dentro de tales reglas- las autoridades, en especial los jueces.

 

A su vez, esas autoridades, que son vigiladas en un sistema de frenos y contrapesos,  están obligadas a actuar sometidas a criterios  derivados de principios superiores y contemplados dentro de un marco normativo explícito, según facultades expresas, y suponemos que sus actuaciones están guiadas siempre y únicamente por el interés colectivo, la imparcialidad y la objetividad.

 

La organización tiende a la realización de los valores jurídicos primordiales -la justicia, la seguridad jurídica, le equidad-, que nos alejan de la ley del más fuerte y preservan al conglomerado del caos y la disolución.

 

Mas todo lo dicho, en la vida diaria de los colombianos, es pura teoría. La realidad es ajena al Derecho, aunque todo se hace a nombre del Derecho. Nos movemos en medio de una incomprensible maraña de normas incumplidas o tergiversadas, y los valores jurídicos son cada vez más distantes. Se ha desdibujado por completo la idea de lo jurídico, y hoy se confunde con la mayor capacidad de influjo -político o económico- sobre quien decide, o con una argumentación vacía pero en apariencia ilustrada.

 

A los quince años de una Constitución rica en valores y en principios, el entramado real de las relaciones sociales se ha tejido de espaldas a ellos, y un cotejo entre la letra de los preceptos fundamentales y la concreta aplicación de sus términos arroja resultados de total desarmonía.

 

Tomar conciencia de ello podría quizá servir para una reflexión colectiva que permitiera no seguirnos engañando. Si algo tiene que recuperar nuestra sociedad es la capacidad de autoanálisis sincero, con miras a iniciar un proceso en busca de lo auténtico.

 

En el campo jurídico, como expresaba en conferencia magistral el Cardenal Ratzinger, hoy el Santo Padre:  "La denigración del Derecho nunca está de ninguna manera al servicio de la libertad; eliminar el Derecho es despreciar al hombre; donde no existe el Derecho, no existe libertad ".

 

O, en otras palabras, lo que varias veces señaló Álvaro Gómez en memorables escritos: Colombia, si quiere subsistir como democracia, necesita recuperar la ley  (entendámosla en su sentido amplio) y el respeto a ella.

 

Modificado por última vez en Sábado, 28 Junio 2014 20:16
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