Reflexión de la semana: I Ching

22 Sep 2014
Reflexión
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“Cuando uno se halla envuelto en un pleito, lo único que podrá traerle salvación es una vigorosa y firme serenidad, dispuesta en todo momento a la conciliación del pleito, al arreglo a mitad de camino. Continuar la querella hasta su amargo fin acarrea malas consecuencias, aun cuando uno concluya teniendo razón, puesto que en tal caso se perpetúa la enemistad. Es importante ver al gran hombre, vale decir a un hombre imparcial, cuya autoridad sea suficiente como para solucionar el pleito en forma pacífica o bien para fallar con justicia. Por otra parte, en tiempos de discordia es preciso evitar “atravesar las grandes aguas”, vale decir iniciar empresas riesgosas, pues éstas, si han de tener éxito, requieren una real unificación de fuerzas. El conflicto en lo interior paraliza la fuerza necesaria para triunfar sobre el peligro en lo exterior.
 
En la lucha con un adversario superior, la retirada no es ninguna vergüenza. El retirarse a tiempo evita malas consecuencias. Si instigado por un falso amor propio, uno promueve el conflicto, provocaría su propia desgracia. En un caso semejante, una sabia transigencia redunda en bien de todo el vecindario que, de esta manera, no se verá arrastrado al conflicto”. I Ching.
I CHING.- Libro oracular chino cuyos primeros textos se dice fueron escritos alrededor del año 1200 a. de C. Se considera uno de los cinco libros clásicos confucianos.
 
El término I CHING significa “Libro de las mutaciones”. El texto fue adicionado durante la dinastía Zhou y también por comentaristas de la escuela de Confucio. No obstante, su contenido procede fundamentalmente del taoísmo.
 
Imagen: octogonmistic.com.es
 
Es un libro de contenido filosófico y moral que supone un universo regido por el principio de cambio y la relación dialéctica entre los opuestos. Para el I CHING son los cambios los que determinan la vida sobre la tierra y éstos se suceden de manera cíclica como las estaciones del año, el día y la noche, el bien y el mal, la alegría y la tristeza y el cielo y la tierra –por citar algunos ejemplos-; cambios constantes e inmutables que reflejan claramente el principio taoísta del YIN y el YANG, única realidad del ser, para los taoístas.
 
El YIN y el YANG son dos extremos que exponen la dualidad de todo lo existente en el universo; describen las dos fuerzas fundamentales opuestas y complementarias, que se encuentran en todas las cosas. El YIN es el principio femenino: la tierra, la oscuridad, la pasividad y la absorción; y, el YANG, es el principio masculino: el cielo, la luz, la actividad y la penetración.
 
 
Imagen: hogarsano.blogspot.com
 
Por ende, el I CHING, en su sentido cosmogónico, describe un universo de energías: una creadora o fecundadora originada en el cielo y otra, receptora, originada en la tierra que se deja fecundar. El equivalente hombre-mujer siendo el cielo, el símbolo masculino que fecunda y la tierra el símbolo femenino que se deja fecundar.
 
La escuela confuciana le aportó al I CHING inspirado en los principios taoístas, el concepto moral que debe regir la vida de quienes aspiran alcanzar –por medio de sus enseñanzas- nobleza según los designios de sus principios. Así las cosas, el camino del noble -tanto para el taoismo como para el confucionismo- está colmado de renuncias al mundo material.
 
La filosofía moral de la escuela confuciana se enfoca en la naturaleza y en sus formas. A manera de metáfora mediante el uso de elementos naturales como el aire, la lluvia, la montaña, etc., encontramos en este maravilloso libro, una guía moral para asumir una conducta correcta y entender que si bien cometemos errores, ellos hacen parte del camino que debemos recorrer. 
 
Modificado por última vez en Martes, 23 Septiembre 2014 10:11
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