LA CRISIS DE LAS FARC

10 Jun 2008
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Parece evidente el desmoronamiento de las FARC, al menos en lo que podríamos llamar su “estructura disciplinaria”, pues a los varios golpes propinados en estos meses por la Fuerza Pública  -cuya eficacia debe ser reconocida por el país-, se suman las muchas deserciones, la rebelión de sus miembros que se encuentran en las cárceles, las traiciones, las discrepancias y hasta las ejecuciones intestinas.

 

Lo que muestra hoy esa organización guerrillera es una gran debilidad y la absoluta falta de control por parte de sus directivos, quienes han sido sorprendidos por la serie de acontecimientos en su contra, y han quedado perplejos, además, por causa de la desaparición de su fundador y líder indiscutido, Manuel Marulanda.

 

Por si fuera poco, ahora uno de sus defensores con mayor influencia en el plano internacional, Hugo Chávez, ha dado un sorpresivo “timonazo” y ha fijado una posición completamente distinta a la expresada en sus discursos y actitudes anteriores, tanto en lo que se refiere a los secuestros como en lo que toca con la guerra de guerrillas, modalidad que, según su nuevo criterio, “pasó a la historia”.

 

Quizá sea esto último lo más importante de la última intervención del coronel Chávez, pues muestra una rectificación suya en lo relacionado con el concepto que esbozara en enero de este año, cuando ante la Asamblea Nacional, declaró que las FARC y el ELN no eran organizaciones terroristas sino verdaderos ejércitos populares, merecedores del estatus de beligerancia.

 

Si el Presidente Venezolano pretendiera en próximos días  -como no es extraño que ocurra-  conciliar sus dos posiciones, dejaría al descubierto una gran ignorancia sobre el contenido conceptual, político y jurídico, de las palabras que usa en sus discursos.

 

Es lógico que, al señalar que la guerra de guerrillas pasó a la historia, y que los secuestrados deben ser liberados todos “a cambio de nada”, el Presidente les quita cualquier respaldo, y no podría sostener en el futuro, con una mediana coherencia, que reconoce a los grupos guerrilleros como ejércitos políticamente válidos, o que se les puede ofrecer algo  -con legitimidad-  a cambio del cumplimiento de una obligación a su cargo, como es la inmediata e incondicional libertad de los cautivos en su poder.

 

En cuanto a Cano y compañía, tienen ahora que reflexionar acerca de la justificación de su continuidad, y pensar seriamente en entregar a los secuestrados y en entregarse ellos.

 

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Modificado por última vez en Sábado, 28 Junio 2014 20:16
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