“Preposterar”  -una expresión a la que aludió reiteradamente Alvaro Gómez- significa según el Diccionario de la Real Academia, “trastocar el orden de algunas cosas, poniendo después lo que debía estar antes”. Y, claro, lo que debía venir después, viene antes. Es lo que en el lenguaje común se conoce como “ensillar antes de traer las bestias”.

A la luz de la Constitución vigente, no de una futura y eventual, el Presidente no puede ser candidato a la presidencia, ya que su artículo 197, reformado en 2004, dice: “Nadie podrá ser elegido para ocupar la Presidencia de la República por más de dos períodos”. Y el Presidente Uribe está en su segundo período. No se ha modificado ni derogado esa norma. No se ha votado el referendo, ni se sabe si al votarlo se conseguirá el umbral. Ni si la mayoría de los votantes se inclinaría por modificar esa disposición, que es precisamente la que los promotores del referendo quieren modificar.

Ni siquiera ha resuelto la Corte Constitucional si la Ley que convoca el referendo es exequible, pero ya el Procurador supone que la Constitución se ha reformado, cuando él, en vez de vaticinar el futuro, debe velar por el respeto a la norma vigente.

La LeyEstatutariade garantías electorales (Ley 996 de 2005) está prevista únicamente para los casos en que el Presidente sea candidato; para lo cual debe manifestar públicamente y por escrito su interés en presentarse como tal seis (6) meses antes de la votación en primera vuelta.

El Presidente Uribe, si esa norma le hubiese sido aplicable por haber sido ya reformada la Constitución permitiendo una segunda reelección  -cosa que a estas alturas no ha ocurrido-  debía haber manifestado su intención desde noviembre de 2009, y someterse de ahí en adelante a la Ley de Garantías.

Como nada de eso ha pasado, no está obligado a observar la Ley de garantías porque en este momento, según la Constitución, no puede ser candidato. Por eso, no se presentó como tal en noviembre. Y debe seguir actuando como Presidente y no como candidato.

Pero el Procurador ha preposterado. Está poniendo antes lo que debería ser después y después lo que debería haber sido antes. De modo que le ha prohibido a Uribe algo tan elemental para un Presidente responsable como dar la cara ante el país por los nefastos decretos de emergencia.