ANGELINO, NI PAN NI VINO

07 Jun 2012
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Por Laura Ospina Mejía
 
Vicepresidente Angelino Garzón. Foto www.terra.com.co
 
 
La Constitución de 1991 revivió la figura del Vicepresidente, de no muy grata recordación en la historia de nuestro país, por las traiciones políticas de algunos que ostentaron esa calidad, y que afectaron la estabilidad de los gobiernos y la paz social. Y aunque nuestra actual Carta Política se cuidó de darle al Vicepresidente una única  función: la de remplazar al Presidente en caso de que éste faltare, también dio vía libre para que  el Presidente  asignara al Vicepresidente otras funciones.
 
En el caso de Angelino Garzón, es evidente que  éste no tiene claro cuál es su condición. Desde inicios del gobierno Santos, aquél ha invocado el gran caudal de  votos que,  según él, obtuvo directamente en las pasadas elecciones; olvidando así que los electores votaron por el Presidente o, al menos  por una fórmula de dos. En varias ocasiones Garzón ha anunciado no querer ser un convidado de piedra, pero en realidad si él quiere cumplir con su deber constitucional, eso es precisamente lo que es, alguien que solo será “convidado” cuando se den las circunstancias, esto es, cuando falte el Presidente.  Pero Angelino Garzón mediante conductas que se pueden calificar como desleales, ha enrostrado “su” votación, “su” elección popular  y de ello ha deducido que puede opinar  sobre lo divino –en este caso en sentido literal, pues tiene una farisaica y oportunista forma de hacer política con la religión-, y lo humano de la acción gubernamental, lo que ha originado roces con varios ministros.
 
Es por ello que en el afán de deshacerse de tan incómodo y peligroso compañero de fórmula, Santos decidió promover su candidatura a la OIT, aunque ella hubiera nacido muerta, pues ya se sabía de antemano que la presidencia de ese organismo no podía quedar nuevamente en un latinoamericano, y ello por tradición de rotación continental de estos cargos. Con la ilusión de finalmente ser “presidente” de algo, estuvo Angelino  varios meses entretenido en su campaña y el gobierno tranquilo de no tener al “aspirante”  incomodando en casa. 
 
Hace poco el Senador Robledo denunció el exagerado costo que los contribuyentes tuvimos que pagar para tener distraído al inquieto Angelino, quien para colmo se despachó contra la inmensa mayoría de personas que viajan en “clase económica”, según él, como “zarrapastrosos”. Curiosa afirmación de alguien que se ha ufanado de ser el promotor de la justicia e igualdad social. Tal vez porque para él el poder es sinónimo de privilegio, y no de servicio como debiera ser, y porque su excelencia, el señor Vicepresidente, piensa que puede actuar y merece ser tratado como  un Presidente. 
 
 
Modificado por última vez en Sábado, 28 Junio 2014 20:16
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