NO HAY CAMA PARA TANTA GENTE

06 Ago 2012
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POR OCTAVIO QUINTERO

Foto lascarcelesencolombia.blogspot.com
 
El sistema penitenciario en Colombia colapsó hace rato, y el presidente Santos sigue pensando que el asunto se resuelve con cambiar al director del Inpec.
 
La cárcel en cualquier lugar del mundo, es un suplicio; pero en Colombia, es un infierno donde el suplicio pasa a ser un juego de niños.
 
Un botón basta de muestra: la Modelo en Bogotá tiene capacidad para cerca de 3.000 presos, y la población recluida actualmente en esa penitenciaría, va por 8.000; y “el rancho ardiendo”, porque en el país de las paradojas –Colombia- las cárceles están atestadas de delincuentes comunes y silvestres, mientras los grandes asesinos y multimillonarios ladrones andan sueltos celebrando contratos y dirigiendo los destinos del país desde los altos cargos ejecutivos del sector público y privado.
 
El hacinamiento es evidente en todos los 142 centros penales de nivel nacional, y también en los sitios de reclusión alternos que funcionan en los municipios y algunas instituciones como la Policía Nacional y el Ejército…  Estamos al borde de un colapso sin precedentes en el mundo civilizado. Cuando se informe que en Colombia ya no hay donde más meter a los delincuentes, la gran noticia será que aquí todos somos unos hampones… Y eso no es cierto, aunque se presenten con frecuencia casos tristemente célebres como el asalto que, precisamente, buscando remediar la situación a través de una reforma a la Justicia, le iban a meter a mansalva y sobre seguros los congresistas, el gobierno y las cortes, todos a una “como en Fuente Ovejuna” a la Constitución.
 
La población total carcelaria de Colombia debe estar actualmente por el orden de 120.000 presos, y la capacidad de los centros penales y sitios de reclusión transitoria, medida en términos humanitarios,  no llega a 50.000. Sobre una población de más de 46 millones, esto es apenas un cuarto de punto porcentual ( 0.26%) que no debiera alarmar a nadie, salvo que, como en nuestro caso, hayamos llegado a la increíble situación de no haber previsto un crecimiento adecuado de la infraestructura penal, acorde con el crecimiento poblacional y, sobre todo, con los índices delincuencias.
 
Y es aquí donde queremos aterrizar este globo: como seguimos creyendo que la fuerza es la solución de todos nuestros conflictos sociales, hemos dado en elevar a delito penal una gran cantidad de contravenciones, como esa del raponazo a un celular, o más patéticamente, el robo de un cubo de caldo de gallina Knorr en un supermercado.
 
Para resumir: tenemos por dentro de las cárceles a los delincuentes menores, mientras los mayores –asesinos calificados, narcotraficantes, paramilitares, corruptos de todas las pelambres y estafadores de todas modalidades- que estos sí, no son muchos pero que le hacen un gran daño a la sociedad, “andan como Pedro por su casa”…
 
Dos acciones, una urgente y otra de largo plazo, en orden a resolver este grave problema, serían conducentes: 1). Aumentar rápidamente la infraestructura carcelaria y, 2). Aplicar bien ese machacado dicho de que “es mejor educar al niño para no tener que castigar al hombre”.
Modificado por última vez en Sábado, 28 Junio 2014 20:16
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