POR RICAURTE LOSADA VALDERRAMA
Foto tomada de: ondasdeibague.com
Continuando con el balance del Gobierno del Presidente Juan Manuel Santos, iniciado en la columna anterior, hay que decir que la política económica colombiana generalmente no ha tenido carácter redistributivo. De ahí surge la desgracia de estar catalogado el país como el tercero más desigual del mundo. Ahora es uno de esos momentos en los cuales el Estado intenta el ejercicio de una política redistributiva, a través de mecanismos como la vivienda gratis, la restitución de tierras, el Programa Social Jóvenes en Acción, a través del cual, cerca de 120.000 jóvenes pobres recibirán crédito de Icetex y 200.000 pesos mensuales para estudiar una carrera técnica o tecnológica, lo cual amén de subsidiar a quienes más lo necesitan, hace que el país prepare personal en estos renglones que son los más necesarios para la competitividad, entre otros programas donde el Estado impulsa el pago de deuda social.
De otra parte, en cuanto respecta al mejor manejo de la política económica, debe destacarse una considerable disminución del déficit fiscal que al finalizar el año se busca situar en el 1% del Producto Interno Bruto, muy por debajo del 3.6% en que lo dejó el Gobierno anterior.
Pero quizás, uno de los mejores aciertos del manejo económico ha sido la manera como se ha morigerado la aplicación del neoliberalismo al introducir elementos claros de mayor intervencionismo de Estado, o si se prefiere, de la tercera vía, propuesta y defendida desde hace tiempos por el Presidente Santos.
Además, de este esquema, se ha desprendido el freno a las privatizaciones, donde la única excepción ha sido la venta de acciones de Ecopetrol, con justificación aceptable, por tratarse de dedicar recursos para mejorar la infraestructura que nos coloque con mejores posibilidades de competir.
En este campo, de los hechos de los últimos días, debe destacarse el proceso iniciado por la Junta Directiva del Banco de la República de disminuir la tasa de interés en 25 puntos, con el propósito de incentivar el crédito y a través de él, el consumo, como otro mecanismo de combatir la desaceleración de la economía, producida por la crisis mundial.
