MAMBRÚ SE FUE A LA GUERRA

30 Nov 2012
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POR OCTAVIO QUINTERO
 
primerapagina93.blogspot.com
 
Nadie se retira de un pacto: lo desconoce, que es otra cosa. Cuando se suscribe un pacto, quedamos por dentro, y salirnos de hecho, no ofrece solución de continuidad a los compromisos signados en derecho.
Pacto es, según la primera acepción del DRAE, “concierto o tratado entre dos o más partes que se comprometen a cumplir lo estipulado”. Pacto es, según esto, un acuerdo contractual. Y no se dice que alguien se retira de un contrato, sino que renuncia a él, con lo cual, no es que cesen las obligaciones contractuales previamente establecidas, sino que la parte contractual, el otro pactante, queda en derecho legal de demandar su cumplimiento.
Entre Colombia y Nicaragua hay un Pacto (el de Bogotá), mediante el cual, las partes se comprometieron a reconocer el fallo de una corte (la de la haya) sobre su litigio fronterizo. Los representantes legales de las partes suscriptoras (Presidentes),  mantuvieron hasta último momento lo convenido. Luego, entonces, el fallo de la Haya, es vinculante, aunque sea discutible.  Y todo lo que sigue ahora es aceptarlo o desconocerlo, con sus intrínsecas consecuencias, en uno u otro caso.
Decirle esto así a los colombianos, es advertirles que se preparen a asumir las consecuencias de la decisión del Presidente Santos que, en las últimas horas, oficializó el desconocimiento del fallo de la Corte Internacional de Justicia de la Haya que redefinió nuestros límites con Nicaragua.
Analogía: cuando yo salgo de mi casa a pelear con el vecino, lo menos que debo hacer es advertirle a mi familia que voy (vamos) a pelear con el de al lado. Y entonces, mi familia, ya sabe a qué atenerse.
Toda pelea, así sea entre comadres, tiene reglas de juego que se hacen respectar en derecho, o de hecho, si fuere el caso. El Presidente de Colombia, al desconocer  el fallo de la Haya, está casando una pelea con el vecino (Nicaragua) sin decirle a la familia; o engañándola en los alcances, con el eufemístico término de “renunciar” al Pacto de Bogotá.
Estamos pisando el terreno de los parias. Si la subversión armada se acabó en el siglo XX como fórmula de solución para dirimir los conflictos con el contrario, analógicamente, también la guerra internacional. Por eso detestamos (los que detestamos) las acciones bélicas, todas en general, y pro indiviso: sin distingos políticos, o de raza, de clase, de religión, de nación, de lugar o de familia.
En derecho, el fallo de la Haya, es caso juzgado. No acatarlo, es guerra anunciada. Guerra en la cual, Colombia no va a recibir el respaldo internacional de nadie, amén que sea de otros parias que buscan de hecho, lo que en derecho no supieron defender.
Así de sencillo: Mambrú se fue a la guerra, que dolor que dolor, que pena…
Modificado por última vez en Sábado, 28 Junio 2014 20:16
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