Certidumbres e inquietudes

EL ICBF

                                                                       José Gregorio Hernández Galindo

Sin perjuicio de las investigaciones que puedan adelantarse en relación con el caso de la bienestarina y la participación de los famosos primos Nule en la ejecución de contratos al respecto, creemos que la sociedad colombiana no debe aceptar que por esa u otras razones referentes a casos específicos se genere un clima de desconfianza hacia el ICBF, mirado como institución.

Particularmente en los últimos años, la labor de la actual Directora Elvira Forero y de su antecesora Beatriz Londoño, actual Viceministra de Salud, ha sido muy fructífera, en particular en lo que se refiere a la efectiva protección de la niñez y en la orientación de los recursos asignados en el Presupuesto hacia ese sector de la población, el más débil e indefenso.

Los últimos datos del propio Instituto muestran una cobertura que vale la pena tener en cuenta a la hora de evaluar con criterio objetivo la gestión adelantada: el ICBF atiende a más de doce millones de personas; reparte sin contraprestación   quince millones de raciones alimenticias por día; y también gratuitamente suministra bienestarina a ocho millones de personas.

Motivo de especial atención por parte del Instituto, ha sido el tema relacionado con los derechos ligados a la etapa de la primera infancia, y las cifras al respecto son dicientes: el monto de la inversión que el Instituto canalizará con destino a los menores que integran ese grupo llega a 6.3 billones de pesos, dentro de un plan de inversiones que comprende el período que va de 2011 a 2014. El Plan Nacional de Desarrollo, por mandato constitucional, debe dar prioridad a la inversión social.

Según entendemos, el Instituto tiene en marcha una estrategia denominada “DE CERO A SIEMPRE”, que dentro de los programas de Gobierno trazados por el Presidente Juan Manuel Santos, busca brindar atención integral a 1.2 millones de niños, con edades entre cero y cinco años.

A no dudarlo, si las metas que se ha propuesto el Ejecutivo se alcanzan, estaremos desarrollando, por conducto del ICBF, postulados básicos del Estado Social de Derecho y haciendo justicia, al menos en parte, a la inmensa zona de la población infantil tradicionalmente desprotegida.

Desde luego, no faltan los lunares, y en muchos casos las decisiones adoptadas sobre los niños y su protección ante las manifestaciones salvajes de padres y madres que los maltratan, no han sido las más acertadas. Como en otros eventos, la función del Instituto, merced al compromiso de los servidores públicos que lo integran, ha sido salvadora.

Pero, como suele suceder en las instituciones, pese a la buena intención de directivos y funcionarios, el ICBF no está exento de dificultades en el orden financiero o en el aspecto administrativo; algunos malos diseños; no ejecución adecuada de las políticas; omisiones o faltas de cuidado en casos específicos…. Pero en todo caso, se debe resaltar y preservar la existencia de un ente estatal absolutamente indispensable que corrigiendo las equivocaciones, merece el apoyo y el juicio justo de la ciudadanía.