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El proceso electoral venezolano, adelantado para escoger al sucesor de Hugo Chávez como Presidente de la República, concluyó formalmente con la presentación de los resultados de la votación por parte de Tibisay Lucena, Presidenta del Consejo Nacional Electoral, cuatro horas después de cerrados los colegios y puestos de votación. Ganó Nicolás Maduro con una escapa ventaja de 235.000 votos sobre Henrique Capriles.
Sin embargo, miradas las cosas en su fondo, desde el punto de vista político, el debate real apenas comienza, pues Capriles, a diferencia de lo ocurrido el 7 de octubre del año pasado -cuando reconoció muy pronto la victoria de Hugo Chávez y su propia derrota-, en esta ocasión no ha reconocido ni aceptado el triunfo de Maduro. Señala que hay más de trescientas incidencias -es decir, objeciones- respecto al trámite del proceso electoral, y dice que el verdadero derrotado es Nicolás Maduro. Es decir, que, en su sentir, los resultados divulgados oficialmente no corresponden a los reales, ni a la voluntad del pueblo venezolano, dado que los datos que la oposición había recaudado son muy distintos.
Casi 1.000.000 de votos chavistas se pasaron a la oposición.
Escuchamos un discurso de Maduro a la defensiva, explicando su victoria y justificándola, más que presentado sus objetivos de gobierno y administración.
Se hará el reconteo de todos los votos; de todas las mesas. Se abrirán el 100% de las cajas en donde están depositados esos votos; se revisarán todas las actas, pedido ello no solo por Capriles -aceptado expresamente por Maduro-, sino por uno de los miembros directores del Consejo Nacional Electoral.
Teóricamente, Nicolás Maduro tomará posesión el próximo viernes 19 de abril, aunque, desde luego, primero tiene que adelantarse el reconteo y producirse la declaración solemne del Consejo Electoral sobre su calidad de Presidente electo.
Quedamos a la expectativa, y nos parece que, como se dice en el lenguaje común, “se armó la grande en Venezuela”. Hasta pronto.
