Leyes y Sociedad en Roma: La esclavitud y las manumisiones. Destacado

“La progresiva clemencia de la legislación romana llegó hasta tal punto que, en el siglo II, todos los ciudadanos, incluidos los esclavos, alcanzaron el rango de ingenui”.   Los propietarios de esclavos los cuidaron como Catón cuidaba a sus animales de tiro. “La esclavitud en Roma nunca fue intolerable ni eterna; pero fue quizá bajo el mandato de los Antoninos cuando más fácil fue de romper”.
 
Los ciudadanos romanos que tenían esclavos, contrario a lo que se ha generalizado, los cuidaban. Muchas veces remuneraban sus servicios con bonificaciones y en algunos casos el mismo amo guardaba el dinero para que el esclavo pudiera comprar su libertad. 
 
Al finalizar la República el esclavo fue incluso considerado un ser dotado de alma y en algunas ceremonias eran bienvenidos; en Minturnas, por ejemplo, a partir del año 70 a. de C., las ceremonias en el santuario de Spes, la diosa de la Esperanza, estaban oficiadas tanto por magistri esclavos como por magistri libres e ingenui
 
Es de suponer que la libertad y el respeto que cada vez más ganaban los esclavos en la sociedad, marchaba acompañado de un desarrollo paralelo en la ley. Así las cosas encontramos la siguiente legislación al respecto: 
 
-  A comienzos del Imperio, una ley bautizada lex Petronia prohibía que el amo enviara a un esclavo a las fieras sin antes someter el caso a juicio.
- Hacia la mitad del siglo I, un edicto del emperador Claudio[1] ordenaba la liberación legal y de hecho de los esclavos que, por enfermedad o invalidez, el amo hubiera abandonado.
- Un edicto de Nerón[2], probablemente redactado a petición de Séneca[3], quien durante toda su vida reivindicó para los esclavos la dignidad de hombres, ordenaba al prefecto de la ciudad que atendiera e instruyera las causas en las que los esclavos se quejaban de la injusticia de sus amos.
-  En el año 83, una resolución del Senado aprobada por Domiciano[4] prohibía la castración de los esclavos e imponía como sanción la confiscación de la mitad de los bienes para los amos que burlaran la ley.
-  En el siglo II, Adriano[5] aumentó la sanción por el crimen de la castración de los esclavos, declarándolo crimen capital, y presentó al Senado dos decretos inspirados en la misma ideología humanitaria: uno al lanista, es decir, tanto al proxeneta como al preparador de combates de gladiadores; el otro subordinaba la ejecución de las condenas pronunciadas por el amo sobre sus esclavos a su revisión por el prefecto de los Vigiles.
-  Hacia la mitad del siglo, Antonino Pio[6] llevó esta evolución humanitaria hasta sus últimas consecuencias, al considerar delito de homicidio cualquier condena a muerte de un esclavo por orden exclusiva de su amo.
 
Juvenal[7] -escritor de sátiras- fustiga con su látigo satírico a:
 
*      Al amo avaro que escatima la comida de sus esclavos.
*      Al jugador favorecido por la fortuna que permite que los suyos tiriten bajo raídas túnicas.
*    A la mujer frívola que, al menor retraso de sus recaderos o a la mínima torpeza de sus sirvientas, se enfurece, vocifera y blande a diestro y siniestro el látigo o el vergajo.
 
En realidad y en general, los ciudadanos romanos –de los comienzos del imperio- condenaban los malos tratos para con los esclavos; muchos los cuidaban e incluso lloraban sus desgracias y sus penas.
 
Como ejemplos, está el del viejo senador Cornellius Rufus que en los momentos en los cuales debía guardar reposo por enfermedad, le gustaba que sus esclavos favoritos le hicieran compañía; y en caso de que un recado urgente le obligaba a verse privado de sus esclavos, rogaba a su mujer que lo acompañara.
 
Plinio el Joven solía conversar con sus esclavos o, cuando vivía en el campo, invitaba a los más instruidos a mantener doctas discusiones durante el paseo.
 
Los esclavos agradecían el buen trato y se resentían cuando no lo recibían de tal forma que en las casas donde se trataba duramente a los esclavos, éstos pagaban a su amo con la misma moneda.
 
Tomado del libro: “La Vida Cotidiana en Roma. En el Apogeo del Imperio”. De Jerome Carcopino. Ediciones Temas de Hoy. Págs. 86 a 87
 
 
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[1] Cuarto emperador romano de la Dinastía Julio-Claudia.
[2] Último emperador de la Dinastía Julio-Claudia, gobernó después de Claudio.
[3] Maestro de Nerón.
[4] Último emperador de la Dinastía Flavia.
[5] Adriano, fue emperador del Imperio romano (117-138). Miembro de la Dinastía Ulpio-Aelia3 y tercero de los cinco emperadores buenos, así como segundo de los emperadores hispanos, durante su reinado el Imperio alcanzó la mayor extensión territorial de su historia (125).Adriano destacó por su afición a la filosofía estoica y epicúrea.
[6] Gobernó el Imperio romano de 138 a 161. Fue el cuarto de los Cinco Buenos Emperadores. Pertenecía a la gens Aurelia. Antonino adquirió el sobrenombre de Pío tras acceder al trono y obligar al Senado a deificar a su predecesor Adriano.
[7] Décimo Junio Juvenal (en latín Decimus Iunius Iuvenalis, Aquino, actual Italia, 60 d. C. - Roma, 128 d. C.) fue un poeta latino, activo a finales del siglo I y comienzos del siglo II, autor de dieciséis Sátiras. 
 
 
 

 

 
Modificado por última vez en Lunes, 20 Octubre 2014 15:15
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