“El presidente anunció cambios que no se ven en el Acuerdo”
Autor: Sergio Andres Correa Buitrago Fecha:20 de Noviembre de 2016
Movido por lo que él mismo denomina como un interés “exclusivamente técnico y patriótico”, el coronel (r) John Marulanda se sumó a otros militares en retiro para conformar un grupo de estudio de los acuerdos de paz.
Con una amplia actividad académica que ha incluido estudios en las universidades Santo Tomás, La Gran Colombia, de Ohio y Harvard, y que lo han posicionado como asesor internacional en temas de seguridad, el coronel (r) John Marulanda se ha visto asaltado por varias inquietudes durante el proceso de paz con las Farc y las ha planteado a algunos voceros del No, como la exministra Martha Lucía Ramírez. El coronel conversó con EL MUNDO sobre el nuevo Acuerdo que fue presentado al país hace una semana.
¿Qué percibió de las modificaciones al Acuerdo que presentó el Gobierno?
Del nuevo arreglo, a resultas del análisis y la presentación que se hizo anteriormente, el Gobierno aceptó varios aspectos que nosotros desde el punto de vista técnico le dijimos sobre seguridad pública y defensa nacional. Y le parecieron que sí, que de una u otra manera se habían colado o no los habíamos entendido, o dijo que corrigió varios.
¿Cuáles destacaría?
Los que más llamaron la atención fueron los relacionados con, primero, la revisión de las hojas de vida que las Farc pedían y que el Gobierno les cedió en la primera negociación. Les dio esa capacidad de revisar las hojas de vida de todos los funcionarios públicos de todas las instituciones. Entonces por supuesto eso es un poquito delicado, porque sabiendo de dónde vienen las Farc y que son un cuerpo marxista leninista, que ha hecho eso cada vez que llega al poder en diferentes países, nos preocupaba mucho. El presidente dijo en su charla del sábado (12 de noviembre) que eso ya no se iba a hacer.
Otro punto que nos llamó la atención y que el Gobierno acogió fue el de las empresas de vigilancia y seguridad privada. Es un tema delicado de seguridad pública porque tenían la capacidad las Farc, dentro de ese comité, de esa alta instancia, de revisar todo lo referente a los contratos, la doctrina, los propietarios de las empresas de vigilancia. El presidente dijo que eso no se iba a hacer.
¿Qué inquietud le sigue asaltando entonces?
Lo que más llamó la atención es que en su discurso el presidente dijo que no se iban a revisar las hojas de vida y que se había eliminado lo de las empresas de seguridad, y resulta que no, resulta que en los nuevos acuerdos eso permanece intacto. Ahí permanecen los numerales.
En palabras sencillas, ¿qué riesgo implica que esas concesiones permanezcan en el texto?
El primero es que se inicie una purga de empleados públicos por parte de elementos del nuevo partido de las Farc. Que ellos empiecen a decir ‘este me gusta, este no me gusta, este sale’ y eso nos afectaría a todos los empleados públicos. En segundo lugar, el control que pueden empezar a ejercer sobre las empresas de vigilancia y seguridad, y esto es sumamente grave porque entonces ahora, como pasa en Venezuela con el Sebin, como pasa en Cuba con el G2, las empresas de vigilancia y seguridad privada son agencias de inteligencia y de información para ellos. Entonces cualquier celador va a tener la obligación de reportar a ese partido quién entra, quién sale de un lugar y todo lo demás.
¿Qué otros temas que permanecen en el texto son delicados?
Venían otras preocupaciones como los organismos de seguridad territorial que, decían los acuerdos, no tienen por qué informar sus decisiones a ninguna otra institución del Estado, lo cual es muy grave porque básicamente están en frontera con Ecuador y frontera con Venezuela y van a ser territorios entonces sin la presencia efectiva de la seguridad del Estado, porque estos entes autónomos que han creado, pues no van a informar nada ni a nadie.
Otro tema muy delicado y frente al cual el Gobierno no tomó posición, es el de que se van a entregar las armas sin tener el número serial de ellas, lo cual no se entiende porque es lo primero que se hace cuando hay una entrega de armas de cualquier tipo. Eso impide saber cuál es el origen de esas armas. Por inteligencia militar se sabe que esas armas han venido procediendo de Nicaragua, de Ecuador y de Venezuela, pero eso es por inteligencia militar. Esa es una información reservada que el Estado mantiene por seguridad nacional, pero esta era la oportunidad de tener ya no la información sino la evidencia.
¿Cómo afecta la seguridad del país la manera en que el Acuerdo aborda el problema de las drogas?
El problema de seguridad de América Latina, desde abajo del río Bravo hasta Ushuaia es uno: el narcotráfico. Todos los problemas de seguridad de América Latina se derivan o convergen al narcotráfico. No hay país que esté excento en mayor o menor grado. Desafortunadamente el principal productor de cocaína en el mundo es Colombia. La ganancia del producto de este narcotraficante es multimillonaria. Los dos principales problemas que genera esta gran economía ilegal son básicamente corrupción, que es desligitimación del Estado, y violencia, que es destrucción del tejido social. Da la casualidad que no sólo somos el principal productor de cocaína en el mundo, sino que tenemos uno de los principales carteles de tráfico y de producción de cocaína que son las Farc. Entonces por eso en los acuerdos todo lo del narcotráfico es tan gaseoso.
¿Y no se establecieron para eso los incentivos económicos?
Las Farc están profundamente involucradas con el negocio. Usted sabe que desde los 80 ellos empezaron con el gramaje, después pasaron a custodia de cultivos, luego negociaron directamente, hasta que terminaron siendo un cartel de los más grandes del mundo. En esa situación, en un Estado que no tiene suficiente dinero para sostenerlos, ellos no tienen con qué mantener esta cantidad de muchachos, que tienen un ingreso por narcotráfico muy superior a lo que les pueda ofrecer el Gobierno. Muy consolidado en el tiempo, más de lo que el Gobierno les pueda sostener, porque la demanda de cocaína está en alza en el sudeste asiático, en Europa, y sin ningún problema y siguen en sus territorios.
¿Mitiga en algo el problema la sustitución de cultivos?
Eso es bueno para los campesinos, de alguna manera el campesino ha estado, está y estará ahí, y puede pensar en cambiar los cultivos de coca por zanahoria, por ejemplo. Para el guerrillero no es negocio, porque es que el guerrillero no vive de eso, el guerrillero vive del narcotráfico y el narcotráfico no se va a acabar. Va a aumentar mientras ni se fumigue con otra cosa que no sea el glifosato. Usted sabe que las Farc han impedido por lo menos en 400 oportunidades este año que los erradicadores lleguen a cumplir su misión, 400 veces registradas por el propio Gobierno y hasta agosto de ese año. La dialéctica de ellos es muy clara, les dicen: ‘el Gobierno vino aquí, le dice que si usted erradica le dan plata. Dígale que sí, pero tenga ahí el cultivo mientras tanto que yo se lo compro’. Entonces el campesino con lógica elemental sale y bloquea los erradicadores.