Creo no estar equivocado alaseverar que la desconfianza es el sentimiento nacional y la incertidumbre la sensación general.
En medio del desbarajuste institucional y la galopante corrupción gubernamental, nuestros militares, los que están en Servicio y los de la Reserva Activa, permanecen en vilo con las armas constitucionales y legítimas de la República en la mano los unos, con el Honor del servicio debido a la Patria los otros, esperando todos que un aparato de justicia diseñado por un comunista español y que unos jueces extranjeros, desconocedores de nuestra historia y realidades, lleguen a juzgarlos, condenarlos, estigmatizarlos y encerrarlos.
La Fiscalía, la Procuraduría y la Corte Suprema han dado su voz de alarma. No importa ¡Revive la Inquisición!, por cuenta del negociado en La Habana.
Apoyados por el mamertismo latinoamericano perfilado en el Foro de Sao Paulo y orientados por el G2 cubano, los tales jueces foráneos convertirán a Colombia, contra toda evidencia, en otras Argentina, Chile, Brasil, Uruguay y escarmentarán al Mando Militar al paso que rotularán nuestro Ejército Nacional, la institución más querida por los colombianos, como una banda de delincuentes masacradores. El libelo Memoria Histórica ya empezó esa tarea.
Y los dirigentes políticos, ahora como en el pasado, se esconderán o se harán los yonofuí descargando en los generales y coroneles toda la responsabilidad mientras, caripelados, se dedicarán a hablar de Bellas Artes. Esto sucede en medio de una campaña política de quienes aspiran a gobernar al país a partir del 2018. A esos candidatos, los militares Activos deben solicitarles respetuosamente y los de la Reserva Activa exigirles con vehemencia, entre otros aspectos:
La recuperación del fuero militar constitucional, la dignificación de la profesión militar y enaltecimiento de las Reservas, el castigo con severidad a los asesinos de soldados y policías y el mejoramiento de los servicios de salud de los retirados.
Cualquier postulante a dirigir los destinos de la patria que se compromete a fumigar los cultivos de hoja de coca y a extraditar los cabecillas del narcotráfico, contará con los votos de millones de reservistas y sus familiares.
Pretendiente que no se comprometa con esos mínimos en Seguridad Pública y Defensa Nacional, será mirado como otro advenedizo que únicamente busca el reconocimiento personal, a lo mejor otro premio Nobel, por encima de los intereses de la Patria y solo merecerá el desinterés y olvido de los soldados y policía de la Reserva, en medio del alborozo diabólico del colectivismo internacional que se aproxima al poder en Colombia disfrazado de verde, de justicia social y de promesas de felicidad.
Venezuela es un ejemplo inmediato y próximo de la miseria y cadenas que nos esperan si los ahora autonombrados socialistas del siglo 21 llegan al poder.