Han armado un gran escándalo porque la Corte Constitucional hizo valer los mandatos de la Constitución y reivindicó las atribuciones del Congreso en relación con los proyectos de ley y de acto legislativo orientados al desarrollo del Acuerdo de Paz.            

Algunos han llegado a sostener que la Corte puso en jaque el proceso de paz, y ya están en reuniones entre el Gobierno y las FARC para modificar el calendario señalado en el Acuerdo y ampliar los plazos para la entrega de armas. Es decir, han resuelto inculpar a la Corte por el incumplimiento de lo pactado en esa materia, y la excusa perfecta la encuentran en el fallo que declaró inexequibles los preceptos del Fast Track que inutilizaban al Congreso y lo sometían a la voluntad del Ejecutivo y a votar en bloque los proyectos.    

Por ello, vale la pena insistir en que el debate, la discusión, la controversia y el análisis en el seno del Congreso son indispensables elementos de la democracia y esenciales para la aprobación de las leyes y con mayor razón para introducir reformas a la Constitución Política.         

La Constitución está por encima de cualquiera otra norma y desde luego prevalece sobre el Acuerdo y sobre las decisiones de la Comisión de Seguimiento y Verificación, y también sobre las normas de la Ley 5 de 1992 -Reglamento del Congreso-, que ya algunos congresistas -que  se vienen reuniendo para buscar la manera de burlar la sentencia proferida por la Corte- invocan con el objeto de precipitar votaciones en bloque de todos los proyectos sometidos al trámite del Fast track.   

Como lo dijo la Corte Constitucional, no solamente ahora sino desde la Sentencia C-222 de 1997, en las sesiones del Congreso, sin discusión no hay debate, y no se puede pasar a la etapa de votación de los proyectos sin antes haber dado oportunidad para que los miembros de Senado y Cámara y de sus comisiones permanentes, intercambien criterios y lleguen a la suficiente ilustración. No se olvide que las sesiones de las que se trata se dan en el interior de un Congreso, cuya esencia es la deliberación y la autonomía, y no en un rebaño obediente y sometido.