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Mientras la marrullería diplomática enfatiza una salida pacífica, miremos escenarios realistas en Venezuela.
Con lo sucedido el 23F, US insistirá en el Consejo de Seguridad de la ONU por el Right to Protect (R2P), una intervención humanitaria. Rusia y China vetarán cualquier propuesta en este sentido, naturalmente, aunque Beijing podría estar de acuerdo si Washington le garantiza sus multimillonarias inversiones en el Orinoco. Con el R2P, la ayuda ingresaría protegida por cascos azules que serían hostigados por colectivos, tupamaros, boliches, narcoelenos, narcofarc y células de Hezbolá. El escenario se agravaría rápidamente.
Sin la ONU, Estados Unidos podría conformar y liderar una alianza internacional para introducir la Ayuda con protección armada. En principio, ningún país de la región dice estar dispuesto a poner tropas para esta escolta. Contratistas privados armados podrían suplir tal carencia, lo cual deterioraría la situación dramáticamente. Otra opción sería distribuir los abastos en paracaídas, con los riesgos implícitos entendibles.
El escenario de una fractura militar interna que desde Caracas cambie el rumbo del país, se reavivó con la significativa deserción del General Carvajal, influyente entre sus colegas y ex director de inteligencia, conocedor de las intimidades delincuenciales de la camarilla en el poder. Pero el radicalismo de los mencionados grupos paramilitares, confrontaría una parte de esta fractura generando una cuasi guerra civil.
Una Operación quirúrgica de Fuerzas Especiales, internas o externas, que neutralice a los principales cabecillas del chavismo y de paso a los parásitos cubanos, podría rendir frutos, aunque generaría una inevitable ola de violencia colateral. Lastimosamente, no se ve escenario sin final violento.
En el entretanto, por cuenta de miles de emigrantes a quienes el Estado no tiene con que sostener, el gobierno Duque soporta un rebrote de inseguridad y se advierten serias amenazas epidémicas. Geopolíticamente, ya lo habíamos advertido: el comunismo, a lomo del narcotráfico y de la minería ilegal, acecha a Colombia que está en la mira del triángulo mafioso Caracas-Managua-La Habana. Cayendo Caracas, caerán las otras dos, a menos que Bogotá caiga antes en manos de la infectocontagiosa izquierda, declarada o embozada de derecha.
Las presiones aumentan, las negociaciones persisten, pero la marxista irracionalidad de Maduro y su banda dejan poco espacio para los buenos finales y entreabren la puerta al cruel y conocido sendero de la historia.
Tomado de: Periódico virtual DEBATE