Aunque la Contrainteligencia está en manos de funcionarios voluntariosos pero inopes, en menos de tres meses, se han descubierto un iraquí vinculado al extremismo islámico en cercanías a la Brigada de Fuerzas Especiales en Melgar, un cubano merodeando la base aérea de Palanquero, venezolanos espiando el Comando Aéreo de Transporte Militar en Bogotá y la base Naval de Puerto Carreño, además de diplomáticos maduristas manteniendo contacto con las farc y el eln. Cuba, de probada y nefasta experiencia en espionaje, posee el dosier de todos quienes desfilaron por sus instalaciones durante los entreguistas diálogos con los narcoterroristas farianos. Grabaciones secretas, fotos, videos, documentos, reposan en los archivos del G2, que, de acuerdo a la conveniencia, serán compartidos con el Sebin y la DGCIM venezolanos y con el DID nicaragüense, organismos descendientes de la Stasi alemana comunista.
Los agentes e informantes del G2 campean por el país, analizando las dinámicas sociales del momento, planeando escándalos desestabilizadores, hilando contactos, filtrando noticias, ayudando a caotizar al país mientras las células de Hezbola lavan dinero y acumulan información sobre potenciales blancos. Los rusos se benefician de este escenario y USA participa protegiendo sus intereses geoestratégicos regionales. Así las cosas, USA, Cuba, Venezuela, Nicaragua, Rusia, Irán, Inglaterra, Hezbola, China y Turquía por los laditos, convierten a Bogotá, por su excepcional ubicación frente al problema venezolano, en la Estambul de Latinoamérica, recordando la importancia de esta capital turca durante la Guerra fría.
Ojalá la frontera colombo-venezolana no se degrade a la Siria de la región.
N. de la D - Las opiniones de nuestros columnistas y colaboradores, en ejercicio de su libertad de expresión, no comprometen los citerios editoriales de esta página.