¡ BUEN VIENTO Y BUENA MAR !

03 Ago 2010
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Toma posesión de su cargo el nuevo Presidente de la República, Juan Manuel Santos, y el país inicia una nueva etapa de su vida republicana, justamente a los doscientos años de haber proclamado su soberanía.

Santos llega al poder con un enorme respaldo político, no solamente por haber obtenido la más alta votación en nuestra historia sino a raíz de su propuesta de unidad nacional, acogida por la mayoría de los partidos.

Los pasos previos del Jefe del Estado han sido firmes y prudentes. Ha conformado un equipo de colaboradores verdaderamente brillante, en el que se refleja la voluntad presidencial de llevar a los cargos a quienes presentan una trayectoria y unas aptitudes relacionadas con la tarea que se les encomienda, y no por simple compadrazgo o por compromiso político. No se trata de llenar las vacantes en las altas esferas de la administración con recomendados, sino de confiar los graves asuntos que ocuparán la gestión de gobierno a funcionarios capaces que no llegan a improvisar sino, como dice el artículo 208 de la Constitución, a formular las políticas atinentes a sus respectivos despachos, a dirigir la actividad administrativa y a ejecutar la ley, todo bajo la coordinación del Presidente de la República.

Cada alcalde manda en su año, y cada presidente lo hace en su período, y a su manera. El talante es algo propio de cada gobernante, y no se transmite en virtud de una especie de herencia política. Es algo propio de la persona, y tiene que verse en el entendido de que no todos los estilos de gobierno son iguales. El de Santos no es mejor ni peor que el de Uribe. Simplemente, es el suyo, y es distinto, lo cual debe inspirar respeto general, tanto en lo que concierne al gobernante saliente como al entrante, sin pretender  -como algunos quieren-  que Santos sea una replica de Uribe, ni tampoco que forzosamente su manera de gobernar signifique, por ser diferente, choque con su antecesor.

En cuanto a Uribe, será la historia la que emita con el paso de los años el veredicto final acerca de sus dos períodos, altamente convulsionados por las circunstancias del país y también, en parte, por decisiones o actuaciones suyas o de sus colaboradores.

El país le reconoce buena intención y gran firmeza, así como una incansable e ininterrumpida actividad que produjo buenos resultados en esferas como la seguridad pública y la lucha contra la guerrilla. Pero no fue muy enfático este gobierno en la cuestión social, y de hecho se adoptaron decisiones que implicaron recortes en las garantías laborales, y la economía estuvo orientada por criterios en extremo neoliberales.

Y hubo muchas sombras, que infortunadamente empañaron las buenas intenciones del Presidente: erróneo manejo de las relaciones internacionales; graves enfrentamientos con la rama judicial; “chuzadas”; “falsos positivos”; “yidispolítica”; “cuellopolítica”; Agro Ingreso Seguro… en fin. Habrá de verse si todo fue a espaldas de aquél.

Para el nuevo gobierno hay todo un camino abierto, no exento de dificultades, y la confianza del pueblo. Doctor Santos: ¡buen viento y buena mar!. 

Modificado por última vez en Sábado, 28 Junio 2014 20:16
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