Hace varias semanas los medios nos despertaron con los titulares, refritos, de una fosa común. En este caso estaba en el cementerio, si, en el cementerio, de Dabeiba y era, según algunos vocingleros periodistas, un nuevo caso de “falsos positivos” tal vez el mayor de la historia, cantinela reinventada en cada oportunidad. De nuevo, el Ejercito pasó a la picota por cuenta de soldados que en la desacreditaba JEP denunciaron el entierro de inocentes campesinos supuestamente asesinados por militares.
Mas rápido de lo previsto, circuló en las redes la historia, comprobada, de los duros enfrentamientos entre el 18 y el 20 de octubre del 2000, de cinco narcocarteles de las farc que atacaron el puesto de policía de Dabeiba asesinando al Comandante y a un subintendente. Durante el arribo del apoyo del Ejercito con el batallón de contraguerrillas 4 y tropas de la Cuarta Brigada, un helicóptero Black Hawk fue derribado pereciendo sus cuatro tripulantes y 22 uniformados. Al final, 54 soldados sacrificaron su vida. La experiencia enseña que los terroristas a sus muertos, en este caso estimados en mas de 60, por lo general los entierran en fosas comunes, o los abandonan en la huida. Algunos habilidosos quieren “a priori” cargar esos terroristas muertos en combate, a la siempre inflada cuenta de los mal llamados “falsos positivos”.
Sobre lo de Dabeiba, los titulares de un periódico de circulación nacional muestran el persistente amarillismo de algunos medios contra el Ejercito. De “En Dabeiba JEP recuperó otros 37 cuerpos en caso de ´falsos positivos”, en menos de 24 horas el titular pasó a “JEP ha exhumado 54 cuerpos de posibles ´falsos positivos´ en Dabeiba” y de ahí al titular “La historia detrás de los 54 muertos hallados en Dabeiba”.
No importa que los muertos de esas fosas sean de las farc: a punto de titulares se está creando una nueva verdad histórica para tratar de desacreditar a la institución en la que mas confían los colombianos.