La confrontación entre Gentil Duarte e Iván Márquez representa una amenaza inmediata para los espacios territoriales ubicados a lo largo de las rutas que salen de y llegan a esta zona de parques naturales. También plantea dilemas políticos y problemas de seguridad para la gerontocracia del partido de la Rosa roja pues más temprano que tarde tendrá que fijar su posición frente a esta disputa, que, finalmente, es por tierra, cocaína, minería ilegal y ganadería.
Preocupa el asunto de las milicias. El nefasto comisionado para la paz de la época Santos, entregó salvoconductos a unos 3000 milicianos, de los cuales hoy están ubicados 800 aproximadamente. De los otros no se tiene información. Son esas milicias bolivarianas y populares las que en las ciudades se encargan de cumplir las tareas que les asignen sus jefes desde el Guaviare y el Meta, como sucedió hace poco con los “capuchos” de Gentil Duarte en las protestas de Bogotá.
Este renovado panorama de confrontación, aunado a los encuentros y desencuentros de las farc con el creciente narcoeln, con los pelusos, con el cartel del golfo y con los agentes de los carteles mexicanos, dibuja un panorama de seguridad complicado ante el cual medidas drásticas y tempranas serán la más inteligente terapia preventiva. Los bárbaros comunistas no cejarán en su empeño de apoderare del país, ante los ojos incrédulos y la pasividad de la mayoría de colombianos.