Paralelas a estos gobiernos extenuados, veremos comunidades urbanas exacerbadas por corrupción, desempleo, pobreza e inseguridad. Los llamamientos al alzamiento resurgirán con remozado ímpetu, frente a mandatarios tímidos en el uso de la Fuerza legal y legítima o decididos a garantizar el orden, pero con aparatos de seguridad desmotivados por mala conducción, intimidados por organismos internacionales de izquierda o extraviados por la cultura de un supuesto nuevo orden mundial. Además, el obligado adelgazamiento del Estado tocará a los militares imponiendo podas burocráticas y limitando su operatividad.
En ese contexto, dos factores gravitan decisivamente sobre Colombia: el narcotráfico y Venezuela. No hablaremos del narcotráfico, que merece capítulo aparte. Pero Rusia, China e Irán, dos rivales y un enemigo declarados de US, han sentado sus reales en Miraflores y desde allí no solo amenazan la seguridad de Washington, sino que sostienen un permanente ataque a través de medios convencionales y de redes sociales, que busca erosionar la institucionalidad colombiana. Las rusas RT, Sputnik y News front, la iraní Hispan TV, la pro cubana Cuba Debate, las adoratrices chavistas Telesur y La Iguana, mas varios batallones de troles, de unas 500 personas cada uno y el apoyo de quintacolumnistas chavistas, intentan moldear la opinión pública con botnets, fake news y twitters en una intensa guerra cibernética. El caso de Irán es emblemático. Los Ayatolas le están suministrando gasolina, irónicamente, al país con las mayores reservas de crudo del mundo. Las redes propagandísticas del chavismo llaman ese reto a las sanciones norteamericanas, “solidaridad de los pueblos”, la misma que argumenta Cuba, el mayor parásito de américa latina, mientras conecta su manguera a los tanqueros iraníes. Rusia aceita con pereza sus tiestos de guerra en Venezuela, China avanza sin hacer olas y la teocracia iraní continúa desplegando células terroristas de Hezbolá por toda la región, que atacarían blancos norteamericanos y judíos sobre los cuales han acumulado suficiente inteligencia. Cualquier acción que US emprenda para despejar su vecindario de rivales y enemigos, impactará necesariamente a Colombia durante o después de la pandemia.
La inusitada presencia de buques nucleares rusos en el Caribe, llevó a que el New York Times proclama en sus titulares en julio de 2014 la “Reedición de la Guerra Fría”. Ahora, ese fantasma ha sido renovado por un cariserio canciller chino. Toda guerra entre potencias, fría o no, genera guerritas internas en los países dependientes o periféricos ¿Cómo entraría Colombia en una confrontación que obedece a patrones de Guerra Híbrida? Las Reservas pueden desempeñar un papel decisivo en segunda y tercera líneas logística y administrativa, con muy buena experiencia y a costos reducidos en épocas de recesión y turbulencia social. Esto, desafortunadamente, podría frustrar el hervor político que se percibe en las diferentes organizaciones de retirados, que urgente y merecidamente, deben tener representación parlamentaria.
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