Opinión: EJÉRCITO Y POLICÍA PARA LA POSPANDEMIA. John Marulanda Destacado

16 Jul 2020
Valora este artículo
(0 votos)
1079 veces
Opinión: EJÉRCITO Y POLICÍA PARA LA POSPANDEMIA. John Marulanda Imagen: La Voz del Derecho

Cada día son más frecuentes en las redes sociales los videos de policías agredidos, vilipendiados o huyendo de catervas que blanden garrotes y machetes, cuando no tiroteando sin control. El apedreamiento de uniformados se ha convertido en la adrenalina favorita de jóvenes. Claro que a los soldados no les va mejor. A pesar de su letal Galil de dotación, les ponen machetes en el cuello, los sacan arriados de sus bases y los amenazan con que “A partir de las 72 horas, si los volvemos a ver, vamos a actuar de otra manera”, como les dijeron públicamente hace pocos días en Argelia, Cauca. Si regresan, a lo mejor los apalearán, les quitarán su armamento y los secuestrarán (retenciones sociales, le dicen ahora) o los volverán sacarán a empellones, en andas, como sucedió hace varios años en Toribio, Cauca. Recordamos el llanto del Sargento en camuflado, con casco de guerra y aferrado a su fusil, mientras sus subalternos retrocedían cabizbajos, humillados. El Cauca, precisamente, es un escenario favorito de esas defenestraciones, que demuestran el debilitamiento progresivo de la fuerza legal y legítima del Estado. Este departamento, es cercano a la frontera con el Ecuador, que le da base étnica transnacional; se abre al Pacifico, ruta preferencial del narcotráfico, base de su economía; ejerce su propia legislación con cepo, latigazos y fuetazos incluidos y mantiene aceitado su autónomo aparato de seguridad, a cargo de la Guardia campesina, una estructura paramilitar legalizada en la Habana y que, bajo la tutela de las farc, recluta niños desde los 7 años. En el Cauca se aísla y se secesiona el sur del país cuando lo ordenan las narcofarc y se impedirá a toda costa la fumigación de sus casi 20 mil hectáreas de cultivos ilícitos. Desde allí, muy probablemente empezará la previsible turbulencia social de la pospandemia.

Regresemos a las primeras líneas. Los Ejércitos son para la guerra. Inclusive los comunistas. Y hay que entrenarlos y equiparlos para eso, aunque el cáncer bélico no exista por el momento: Si vis pacem para bellum, dice el sabio consejo de Vegecio. Pero entrenar soldados para la guerra, quitarles el armamento y ponerlos a cuidar frailejones, es un grave error. Sacarlos a lidiar turbamultas, pero prohibirles hacer uso de sus armas es un riesgo que puede terminar con la turba armada, disparando indiscriminadamente a uniformados, funcionarios, vecinos incómodos y enemigos políticos. Los desatinos de un expresidente ligado al narcotráfico, los desvaríos ideológicos de un Obispo, la imprudencia de un juez impidiendo el apoyo del ejército de US y una dudosa doctrina importada de todas partes, o sea de ninguna, que mira más a la OTAN que al Cauca, están llevando a que el espíritu de combate se deteriore. Y la pérdida de la legitimidad del Ejército con su correspondiente desmoralización, no le conviene a nadie, ni a las farc.  Con el fin de las restricciones de la pandemia, se reanudará la protesta social alimentada por desempleo, pobreza e inseguridad muy altas. Será una perturbación a la que desde ya convocan los comunistas fecodianos y otras organizaciones, en el convencimiento de que llegando al caos podrán hacerse con el poder fácilmente, su técnica de probada efectividad. Nada más alejado de la realidad. A toda acción corresponde una reacción, tanto en física como en política. Y los izquierdistas han estirado tanto la cuerda con narcofarianos posando de honorables senadores mientras sus adláteres arrecian el secuestro y el asesinato, con los engendros de la vergonzosa JEP y con el embeleco de la tal Comisión de la Verdad, que esta se puede reventar en cualquier momento y si no hay Ejercito con ánimo, ni Policía empoderada, el caos afectará a todos, pero con especial fuerza a los voceros del desorden. Y los que semana a semana se cebaron con los pecados de los soldados y policías, serán los primeros en solicitar su custodia y protección, a menos que le quieran entregar esa tarea a la guardia indígena, los reinsertado o a las células urbanas del eln y las farc. Como en Venezuela.

 

N. de la D - Las opiniones de nuestros columnistas y colaboradores, en ejercicio de su libertad de expresión, no comprometen los criterios editoriales de esta página 

 

Nuestras redes sociales:

 

Facebook: https://www.facebook.com/EmisoraLaVozdelDerecho   

Twitter: https://twitter.com/LaVozDelDerecho

Youtube: https://www.youtube.com/c/lavozdelderecho1

John Marulanda

Consultor Internacional en Seguridad y Defensa

Email Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Acerca de Nosotros

Nuestro propósito es aprovechar la tecnología en beneficio de la divulgación, el análisis, la controversia, la verificación de los grandes asuntos en que aparece el Derecho, en cualquiera de sus ramas; los procesos judiciales de trascendencia y los más importantes debates y acontecimientos.