Por su parte, la Oficina de Seguridad Nacional de US (Homeland Security) acaba de publicar su valoración de riesgos, citando en primer lugar el creciente peligro de ciberataques, en segundo el covid-19 y en tercero China, Rusia e Irán, y sus intentos de interferir en las próximas elecciones a través de sus capacidades cibernéticas, “agravando las tensiones sociales y raciales, minando la confianza en las autoridades y criticando los resultados electorales”. Esa troika está conspirando desde Venezuela.
Desde Miraflores observan atentamente a Bogotá y se excitan ante barcos misileros norteamericanos – de los cuales la potencia tiene como 60 – percibidos lo suficientemente cercanos como para berrear y revisar los refugios subterráneos en Caracas y Guárico.
Un elemento decisivo marcará el rumbo de los acontecimientos: la posición de las Fuerzas Militares. En los grandes desastres naturales, los soldados salen con sus armas a impedir el vandalismo, el desorden y a imponer, sí, imponer, el orden como urgencia fundamental de supervivencia. Ante la asonada que puede darse, los militares deberán cumplir con su misión de garantizar la conservación de la república y la nación. Claro, los comunistas criollos refrescarán su desteñido ladrido de ¡dictadura! y el izquierdismo internacional, especialmente el de España, coreará el chillido.
De las Naciones Unidas, no se puede esperar nada. Su burocracia parásita se hace la de la vista gorda, inclusive frente a sus propios informes sobre crímenes de lesa humanidad en Irán y en Venezuela, dos amigos que, desde Miraflores, cocinan un caldo feo para Latinoamérica, con intereses estratégicos antinorteamericanos manejados por Rusia y China.En redes circulan informaciones sin confirmar sobre la presencia de grupos de choque entrenados por iraníes y enviados desde Venezuela a Colombia.
Como nunca antes, los Ejércitos de Colombia y Venezuela tienen dos tareas históricas por las que serán reconocidos en las generaciones futuras. El patriota, recuperar la democracia como camino de progreso y bienestar de su pueblo, que se muere de hambre y dolor. El neogranadino, mantener la estabilidad de la nación e impedir que el país ruede en la misma desgracia en que cayó el pueblo vecino. La Reserva Activa de militares y policías, si se articula, podrá jugar un papel principal en esta perturbación que se aproxima.
CODA: En Colombia, la inesperada maniobra de los espurios congresistas farianos de confesar, con cargo a sus jefes ya muertos, el asesinato de Álvaro Gómez, el General Landazábal y otros personajes, pone sobre el tablero los vínculos e intereses de Alex Saab, jefes chavistas, Piedad Córdoba, cabecillas farianos, Ernesto Samper, el cura de Roux, narcotráfico, todo cocido en el negociado habanero de Santos. Historia maloliente, con o sin verdad.
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