ALGUIEN MIENTE

23 Oct 2011
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Hay oportunidades en que las decisiones judiciales dejan al ciudadano desinformado y perplejo, no solamente por causa de la fundamentación jurídica  -muchas veces variable y discutible-,  por los cambios bruscos de jurisprudencia, por las discrepancias doctrinarias entre jueces, sino también por razón de ostensibles disparidades respecto a los hechos mismos.

Es el caso de la más reciente decisión de la Fiscalía General, respecto a lo ocurrido en el municipio de Mapiripán hace catorce años, confrontado con lo expuesto sobre el mismo asunto en sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y en otro fallo, el de carácter penal, dictado contra el General Jaime Humberto Uscátegui, quien por esos hechos fue condenado a cuarenta años de prisión.

Resulta increíble la enorme distancia entre el número de víctimas de la masacre, señalado por la Fiscalía, y la cantidad en que se fundó el fallo de la Corte, que condenó a Colombia por ese crimen de lesa humanidad. Dice la información del diario “El Tiempo” del 25 de octubre: “…según la Fiscalía, el número de víctimas de la incursión fue 10 (tres desaparecidos, tres homicidios, cuatro muertos en la Cooperativa) y no el medio centenar que señala la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y versiones de testigos”.

Así, pues, la Fiscalía habla de siete muertos y tres desaparecidos, al paso que la Corte Interamericana suministra un número de cincuenta.

Me pregunto: ¿Cómo es posible una equivocación de esa magnitud? ¿Cómo puede entenderse que haya una diferencia, no de 2 o 3, sino de 40 muertos? ¿Qué explica semejante diferencia? ¿Qué resultó de las pruebas en uno y otro proceso?

Alguna de las decisiones judiciales está equivocada, y la equivocación no es de poca monta.

Siempre he pensado que una sola persona muerta por acción u omisión de otra constituye grave atentado contra la sociedad. Mucho peor es una masacre, cometida en contra de muchas personas, a mansalva y con la sevicia que han mostrado entre nosotros los grupos armados de derecha e izquierda, todos igualmente criminales.

Pero la sociedad, en este caso no sólo de Colombia sino de toda América, tiene derecho a saber lo que verdaderamente ocurrió y fue probado. Y tiene derecho a la exactitud de los fallos judiciales, que no pueden producirse en un clima en el que todos tenemos la sensación de que alguien miente.

Modificado por última vez en Sábado, 28 Junio 2014 20:16
Elementos de Juicio

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