POR LUDOVICO ARIOSTO
Foto www.taringa.net
Los temas que interesan a todos, en materias como la corrupción, la seguridad, la salud, o en cuanto a vigilancia y veeduría de la gestión pública, en lo referente al Congreso, el Gobierno y los jueces, o sobre abusos de poder, están pasando hoy a ser examinados por la sociedad civil.
El desarrollo de las redes sociales, unido a la actividad investigativa de los medios de comunicación, han generado una verdadera revolución tanto en Colombia como en el mundo. Se está abriendo paso un concepto de control social que puede llegar a ser más efectivo que el ejercido, a veces muy mal, por los organismos de control. Y en muchas ocasiones la denuncia por tales conductos ha provocado una reacción colectiva de gran impacto, que ha logrado mover inclusive a los funcionarios e investigadores estatales.
Colombia es una democracia participativa, según la Constitución, y si los importantes avances de la tecnología se siguen usando con la necesaria contundencia, pero también con prudencia, como se ha hecho en varios casos, muchas cosas van a cambiar. Y los servidores públicos se van a ser precisados a revisar sus actuaciones, su forma de comportamiento, y la tradicional irresponsabilidad que en muchas ocasiones los ha caracterizado.
En el caso colombiano, nos habíamos acostumbrado a recibir, de manera pasiva y paciente, sin beneficio de inventario y sin mayor análisis, los actos y las determinaciones del poder público y de las organizaciones privadas dotadas de poder.
Afortunadamente, estamos despertando y vienen modificaciones de conducta.