Opinión: DOS HOLANDESAS EN COLOMBIA. Por John Marulanda Destacado

14 Abr 2016
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Los españoles y portugueses se convirtieron en los primeros imperios globales hacia 1600, conquistando tierras en Asia, Oceanía, África y América Latina. Con cruces-espadas y mosquetes robaron almas para Dios, esclavos para el rey y reales para los comerciantes. Más discreta e inteligente, Holanda creó la primera multinacional, The Dutch East India Company, que desde 1640 fletó barcos, financió expediciones, acuñó su propia moneda y co-gobernaba. Curiosamente hoy, 400 años después, dos holandesas anidan en Colombia, una a punta de bala y otra con música.
 
Tanja Nijmeijer, filóloga de la Universidad de Groninga, se aburrió de vivir sin emoción, arribó a Colombia desde el 2000, cambió los tulipanes por las balas y se incorporó a las farc con el alias de Eillen. Se la conoció por un diario en el que narraba las miserias internas de la organización marxista-leninista, se amancebó con un sobrino del “Mono Jojoy” y declaró que “si el Ejército colombiano y el Gobierno colombiano todavía creen y tratan de divulgar que yo estoy aquí secuestrada, pues, que vengan a rescatarme. Y nosotros los recibimos acá. Con AK, con .50, con minas, con morteros, con de todo”. Está pedida en extradición por un Gran Jurado Federal de Washington por cargos de secuestro y actualmente vacaciona en La Habana.
 
Maite Hontele es música del Conservatorio de Rotterdam. Se enamoró de la música caribeña y dejando de lado los clásicos europeos hizo su primera gira con el Buenavista Social Club dándose a conocer como una excelente trompetista. Ha tocado junto a Rubén Blades, Yuri Buenaventura, Isaac Delgado, Diego Galé, Juan Carlos Coronel, Oscar D’Leon y muchos otros. Engolosinada con la sabrosura de la música colombiana, desde hace muchos años nos deleita con sus creaciones musicales, en particular a los que somos amantes de la salsa. Su último álbum, Nochecita, en compañía de Herencia de Timbiquí, es un manjar en medio del desajuste que vivimos. Reside en Medellín y es frecuente ver su delgada figura en conciertos de salsa.
 
¿Qué tiene Colombia que atrajo a esas holandesas hacia dos extremos tan opuestos? ¡Emoción! Los jóvenes escandinavos en general, los holandeses, que crecen en sociedades ricas en donde la supervivencia está garantizada y abunda el tedio, encuentran estos países latinoamericanos exóticos, excitantes y con espíritu conquistador, aventurero, vienen por acá a enseñarnos dizque a hacer la paz en un país que según su visión colonialista, está gobernado por una élite corrupta –ahí no se equivocan mucho- contra la cual luchan unos buenazos robin hoods –en eso sí se equivocan de palmo a palmo-. Ante nuestra incapacidad para organizarnos, nórdicos y holandeses nos están refundando junto con otros actores. Pero prefiero que vengan holandesas esplendorosas como Maite y no holandesas estúpidas como Niejmeyer.
John Marulanda

Consultor Internacional en Seguridad y Defensa

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