El Almirante Tidd, jefe del Comando Sur, fue claro ante el Senado de su país: en Venezuela podría generarse una grave crisis humanitaria que afectaría toda la región, requeriría una intervención conjunta y sería aprovechada por Rusia y China, grandes inversionistas económicos y políticos de la dictadura chavista.
Cuando se agudice la crisis -y se complicará más- países directamente afectados como Brasil y Colombia se verán obligados a intervenir humanitariamente y por supuesto, Estados Unidos ofrecerá su ayuda que será denunciada como una intromisión del Imperio y señalada como prolegómeno de la invasión gringa soñada por Chávez.
Las farc han fijado su posición fanática, claramente marxista leninista, comunista, inhumana: apoyar al tirano y su banda de ladrones. En los estados fronterizos de Zulia, Táchira y Amazonas mantienen campamentos, miles de hombres armados, los misiles rusos de los que no quieren hablar y rutas de narcotráfico y minería ilegal.
La organización narcoterrorista entraría en acción para defender la “robolución” bolivariana. Cualquier cosa puede suceder.
Mientras los militares venezolanos deciden si apoyan un gobierno de transición que calme la revuelta popular y ayude a sacar al país de la inflación y la tasa de homicidios mayores del mundo, de la escasez de comida y medicamentos y de la vergüenza de sus funcionarios pícaros y ridículos, en Colombia también se anuncia un gobierno de transición que, ingenua o perversamente, ayude al nuevo partido comunista, marxista- leninista, a instalarse en el poder en donde se atornillará, desarrollará la vindicta necesaria para corregir el rumbo de nuestra historia, según sus designios socialistas y desde donde iniciará una era de corrupción y ladronismo, superior a la de las elites políticas que están entregando el país en manos equivocadas.
Así vamos: los venezolanos tratando de salir de la dictadura a costas de sus vidas y los colombianos forzados a entrar a ella gracias al engaño y la candidez.
A los comunistas jamás les ha importado ser mayoría ni ganar simpatía: tienen un método probado de hacerse con el poder -el miedo- y un sistema comprobado de pauperizar todo lo que tocan: la corrupción, la rapacería.
Los marxistas han sido una desgracia donde quiera que han gobernado. Ya se verá ahora que empiecen a impartir justicia y sus milicianos, con las armas del claudicante gobierno, a espiarnos, denunciarnos e intimidarnos como los “colectivos” en Venezuela.
El narcotráfico seguirá dominando la escena económica, social y política del país; nuestras Fuerzas Armadas continuarán debilitándose según los designios del Foro de Sao Paulo; la posición de Estados Unidos aún está por verse –tienen otros asuntos importantes y críticos que resolver- y el resto del escenario internacional mirará con curiosidad y sorna toda esta truculencia de La Paz en Colombia.