Con solo el 8 % de la población, América Latina produce el 34 % de homicidios del orbe, concentrados en siete países encabezados por Venezuela y, entre ellos, Colombia, en donde Planeación Nacional proyecta para el 2018 una tasa de 23 homicidios por cien mil habitantes, lo que según la ONU y la OMS equivale a una epidemia.
En el 2016, de las 50 ciudades más violentas del mundo, 43 eran americanas encabezadas por Caracas, seguida por Acapulco, San Pedro Sula en Honduras, San Salvador, varias de Brasil, otras de Venezuela, en el puesto trece Ciudad del Cabo, Suráfrica, luego San Luis en EUA y en el puesto 21 Cali, con 50 asesinatos por 100.000 habitantes.
Por primera vez en mucho tiempo, no apareció una ciudad colombiana en los 10 primeros puestos de este triste escalafón.
La matazón es primordialmente urbana y se origina en la nula o pobre educación, la desocupación juvenil, la informalidad laboral, la inequidad, pero sobre todo en la impunidad: en Colombia 9 de cada 10 asesinatos quedan sin responsable y por concesión del gobierno de turno y sus negociadores, los peores asesinos y secuestradores, aunque condenados y encerrados, ahora andan sueltos, orondos y lirondos. E irán al Congreso.
Otra causa de la violencia es la corrupción desbordada que carcome las bases morales de la sociedad.
En esta realidad, la propaganda del régimen agigantó artificiosamente el poder letal de las farc para asustar y como alivio prometer “parar de matarnos”, si se aprobaba el tal acuerdo, falacia que está desmoronándose: en el 2016 fueron asesinadas 1,3 personas cada hora y seguimos siendo uno de los 20 países más violentos del planeta.
El avance político marxista-leninista de los narcoterroristas farianos con su malévola combinación de todas las formas de lucha y el desbordado narcotráfico, propiciados ambos por este débil gobierno, harán crecer nuestros índices de homicidios prontamente, como ya se está viendo y un nuevo ciclo de violencia se puede instalar en el país.
Es ingenuo pensar, como algunos “expertos” de escritorio, que los carteles ahora no se matarán porque están negociando entre ellos. Es momentáneo. Seguiremos la ruta mexicana. Con el agravante que nuestras FF. MM. han sido debilitadas para enfrentar esta renovada amenaza, resultado de un acuerdo que sirve más a los intereses de Cuba, Venezuela y Suecia que a los intereses de Colombia.
Sin hablar de la generalizada extorsión y del crecimiento desbordado de las lesiones personales: 14 cada hora, según Forensis.
* Miembro de ACORE Antioquia.