Que llegue el 30 de noviembre y que, por tanto, deje de regir el denominado "Fast track" -procedimiento abreviado- solamente significa eso: que ya no podrá tramitarse la aprobación de las leyes ni de las reformas constitucionales mediante un procedimiento recortado y expedito. No es ninguna catástrofe, como han querido presentarlo, ni da lugar a la declaración del Estado de Conmoción Interior.

Simplemente, tras un año de aplicación del procedimiento especial previsto en el Acto Legislativo 1 de 2016 para aprobar normas que desarrollen el Acuerdo Final de Paz firmado el 24 de noviembre de ese año, vuelve la normalidad al Congreso, que en adelante tendrá que observar todos los pasos contemplados en la Constitución y en la Ley 5a de 1992, orgánica de su reglamento, aunque se trate de asuntos relativos a la implementación de los acuerdos de paz. 

Tampoco es que no pueda seguirse implementando el Acuerdo Final. Ese, aun con todas las reservas existentes, es ya un compromiso del Estado colombiano y de las Farc. Debe seguirse cumpliendo y habrá que expedir normas para desarrollarlo, solamente que se deberán dar todos los debates y cumplirse los tiempos que desde 1991 estipuló la Constitución.

Consideramos que es mejor para la salud dela democracia colombiana. Que no se siga improvisando. Que no continúe esta maratón; esta carrera contra el tiempo; el ir y venir de iniciativas carentes de sindéresis y proporcionalidad. Que, por el contrario, en materias tan delicadas, haya la natural valoración que debe haber en todo parlamento o congreso. Que haya estudio reposado y tranquilo de los proyectos. Que se discutan los textos. Que los partidos puedan pronunciarse por conducto de sus bancadas. Que quienes discrepen de los contenidos puedan expresar con libertad sus dudas e inquietudes. Que se vote con base en una buena y sana ilustración. Que el Congreso recobre su independencia, y que no sea necesario contar con el aval del Gobierno para tramitar modificaciones. Que se pueda debatir sobre los proyectos artículo por artículo. Que termine, en fin, el caos generado por la expedición apresurada y ciega de normas y más normas que no han hecho sino confundir al país.

Se acaba el "Fast tracK", y ello, lejos de ser el apocalipsis, o una perturbación del orden público, es la oportunidad de sentar las bases normativas de la paz dentro de lo razonable y justo, a la luz de la Constitución y en el pleno ejercicio de las atribuciones de los órganos del poder público.

Que lo entiendan así el Gobierno, las Farc y los propios congresistas