Negociar con lobos en condición de oveja ha sido fatal, en el Norte y en el Sur. 

 

Obama concertó un tratado con Irán, sexto productor mundial de petróleo, para que no construyera armas nucleares. La Operación Casandra de la DEA, advirtió al gobierno de US sobre los capos narcoterroristas de Hezbolá (Irán), y sus operaciones en Colombia, Venezuela, México, Checoslovaquia, Benín y otros países.  Las farc estaban -están-  involucradas en ese entramado transnacional que mueve toneladas de cocaína, producida casi en su totalidad en Colombia. Esa red criminal gana como un billón de dólares al año y toca altos círculos del poder en Moscú, Damasco, Teherán, La Habana, Caracas y Bogotá. Pero la “paz mundial” está por encima de la delincuencia, dijeron los burócratas en Washington. Y Obama firmó a pesar de las truculencias del régimen chiita.

 

Trump, informado por la inteligencia israelí del engaño iraní, se retiró  del Tratado, estableciendo nuevas exigencia  a la teocracia de Teherán si esta quisiera evitar severas sanciones. Los franceses no se retiran porque tienen negociados 118 aviones Airbus. China, no está interesada en reducir el flujo de petróleo iraní y Rusia, tradicional proveedor de armas, tampoco se retira.

 

Ahora sale un vocero de la cancillería iraní a amenazar con denunciar a  altos funcionarios norteamericanos sobornados durante la negociación y un clérigo advierte sobre acciones inesperadas de Irán. La semana anterior, el ex Secretario de Estado de Obama, John Kerry, se reunió en secreto en París con delegados iraníes. Si Washington  aprieta al gobierno islámico, se teme que Hezbolá (Irán) podría atacar blancos norteamericanos y judíos en Latinoamérica, en Colombia. Ya lo hizo en Argentina en el 92 y en el 94 y ha colectado suficiente inteligencia operativa durante la última década.

 

Lo que está sucediendo  con Irán, es similar a lo que se huele en Colombia: un gran chantaje criminal  que tiene ahora a un cabecilla narcofariano  a dieta y buscando encontrar luz bajo los faldones purpúreos de una Iglesia que pierde respetabilidad.

 

Las próximas elecciones nos darán la oportunidad de corregir el rumbo y contener, que no liberarnos, del yugo del narcotráfico, de la corrupción y de la falacia de la paz impuesta por el Crimen Transnacional Organizado. Iván Duque es el llamado a esa titánica tarea de rescate.