Estuvo muy bien, y fue oportuna la visita del presidente de la República a la familia para brindarle todo su respaldo, y simbólico el acto de invitación y recepción de la familia en el palacio presidencial.

Pero el Gobierno sabrá seguramente que hace días otro niño fue víctima de la delincuencia, inclusive con ribetes de mayor gravedad. Los hechos se sucedieron en los alrededores de la Sierra Nevada de Santa Marta. Es un niño de apenas  seis años; su padre fue asesinado a tiros; se encontró el cadáver, y el paradero del niño se desconoce.

¿Cómo no va a despertar este hecho la indignación y la solidaridad de la sociedad, del Gobierno, de la Fuerza Pública?

Dice uno de los principios tutelares del Derecho que donde hay la misma razón debe haber la misma disposición. Si el país entero reclamó y presionó para que Cristo José fuera liberado, como afortunadamente ocurrió, y si hubo inclusive ofertas de recompensa cuantiosa para quien diera pistas o indicaciones que condujeran a su localización, y hasta presencia directa del presidente de la República, con la misma o mayor razón debe ser tratado el caso del niño perdido en la Sierra Nevada.

La Fuerza Pública debe adelantar el mismo despliegue para dar con su paradero y con los criminales que mataron a su padre y que a él, o lo secuestraron o lo abandonaron. Hacemos votos porque esté con vida y con buena salud.

Ese niño también tiene que aparecer. Y los asesinos de su padre tienen que ser capturados y procesados.

Al caso le deben dar la misma importancia los medios y la ciudadanía. Este niño no se puede perder en el olvido.