Pero, más allá del buen suceso con el cual terminó el sufrimiento del niño y de su familia, lo cierto es que el Estado tiene que proceder a la captura de quienes perpetraron el delito, asegurar su comparecencia y juzgamiento, para que el abominable hecho no quede impune, como ha ocurrido con tantos otros, y que no se repita, si, como lo predica el Gobierno, "el que la hace la paga", los plagiarios deben pagar, tanto los autores materiales como los intelectuales.
La impunidad, la tolerancia frente al delito, la debilidad de las autoridades y los jueces cuando se trata de aplicar las normas penales, no le hacen ningún bien al país, ni contribuyen a la paz. Las víctimas pueden perdonar -y eso está bien desde una actitud religiosa muy respetable-, pero el Estado, sus órganos policiales y judiciales están obligados a perseguir el delito y a deducir plenamente y sin contemplaciones, aplicando el ordenamiento jurídico, las consecuencias de haber infringido las más elementales reglas de convivencia.
El Estado colombiano ha sido demasiado permisivo con la delincuencia, inclusive con delitos atroces y crímenes de lesa humanidad, y con esa política -si así se puede llamar-, débil y maleable, y con la entrega de los derechos de la sociedad a la delincuencia con el pretexto de una paz no cumplida, ha abierto una brecha enorme de impunidad, con el consiguiente estímulo para que otros se animen a delinquir. Dirán seguramente: "Si a aquéllos les dieron tantas ventajas, prebendas, beneficios, y si quedaron impunes sus delitos, a nosotros nos darán el mismo trato". Y entonces el delito se adueña de la sociedad, se multiplica, y golpea a la mayoría de los colombianos; una inmensa mayoría, sana y trabajadora, que se cansó de la impunidad, de la corrupción, del narcotráfico, del Derecho teórico e inaplicado y del Estado complaciente.
Hacemos votos porque lo anunciado por el presidente de la República -"el que la hace la paga"- se convierta en realidad, y que, en efecto, las normas se hagan efectivas y concretas, sin tanto beneficio y rebaja.