La justicia, una palabra que quedó sepultada en la retórica, en las leyes y en los códigos inaplicables, en la práctica, la incapacidad del sistema judicial golpeado por la filtración de los intereses de la corrupción, la impunidad y la ineptitud del ente acusador. Tienen a la sociedad inmersa en un estado de injusticia, los mayores criminales, políticos, alcaldes, gobernadores, exmagistrados y ex ministros, sometidos a la justicia, sin condenas en firme o pagando sus años de cárcel en cómodas celdas, con privilegios; el vencimiento de términos su salvación y el deber del estado en silencio, todos tienen rabo de paja, desde el Presidente de la República, hasta el infeliz funcionario de la alcaldía que hace un contrato con sobrecosto para robarse el mercado de los más necesitados.
En la crisis en que vivimos por causa del nuevo coronavirus COVID-19, vemos cómo la solidaridad de muchos, usurpa los deberes del estado, la nobleza, humildad y generosidad de algunos ciudadanos que salen a mitigar el hambre y la necesidad que el estado no puede combatir.
Corrupta sociedad, que por no tener conocimiento de sus deberes y sus bajas pasiones, escoge sus líderes entre lo peor de los partidos políticos, no sabe decir no, ni hacer oposición, ni votar en blanco; los gobiernos preocupados por sus intereses han dado a los mas privilegiados los beneficios de la justicia, los contratos; la igualdad no existe, ni podrá existir en un estado social donde el derecho se convirtió en cohecho, donde un miserable alcalde aprovechándose de un estado de emergencia, compra un mercado con sobrecostos, robándole la comida al más necesitado, ante la mirada de un Presidente, de un Fiscal, de un Procurador y de un Contralor, que están pendiente de todo menos de defender la justicia, la igualdad, los bienes y el patrimonio público.
En esta cuarentena y por el tiempo que dure, dejemos en manos de los científicos algo que el pueblo no sabe hacer y es encontrar la vacuna contra el virus. Pueblo ciego y adormecido, la vacuna contra la corrupción sí está en nuestras manos, la denuncia, el voto, la revocatoria del mandato, la lectura y el aprendizaje de la Constitución Política; no necesitamos que hagan donaciones para que nos ayuden en momentos de dificultad, necesitamos que los elegidos popularmente y los funcionarios que ejercen el control del estado cumplan como lo juraron cuando se posesionaron en sus cargos públicos.
No podemos seguir permitiendo los abusos, el maltrato a la sociedad por parte de los corruptos, estos deben ser castigados de manera ejemplar por ser los enemigos de la democracia y del estado social de derecho.
La igualdad, la justicia, la libertad y la paz no son ayudas son un derecho de la sociedad, el Presidente y sus Ministros como los altos funcionarios, Fiscal General de la Nación, Procurador, Contralor y Defensor del Pueblo, deberán rendir cuentas por las omisiones cometidas y por la ineptitud en el ejercicio del control a lo público durante el tiempo en que ejercieron sus cargos, es hora que el pueblo despierte y entienda que sus derechos no son ayudas del gobierno.
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