“El libro es una criatura frágil. Sufre el paso del tiempo, el acoso de los roedores y las manos torpes, así que el bibliotecario protege los libros no sólo contra el género humano sino también contra la naturaleza, dedicando su vida a esta guerra contra las fuerzas del olvido”.Umberto Eco
En la Universidad de Harvard, en Cambridge, Massachusetts, encuentran que tres de los libros qué se conservan desde hace siglos en la biblioteca, están encuadernados con piel humana.
Efectivamente los libros se conservaron a través del tiempo y debió ser, en gran parte, porque sus pastas fueron elaboradas en el mencionado material. Los restauradores en un principio pensaron que se trataba de un cuero especial, pero concluyeron que la textura, la existencia de poros y otros elementos constitutivos claramente daban cuenta de su verdadero material, piel humana.
Uno de los libros trata de poesía romana, otro de filosofía francesa y el tercero de derecho medieval, titulado “Practicarum quaestionum circa leges regias”.
Sidney Verba, actual Director de la Biblioteca de la Universidad de Harvard, afirma que desconoce cuántos de los quince millones de libros que integran la colección están empastados en piel de seres humanos y David Ferris, curador y coleccionista, afirma que estamos ante un ritual, une especie de homenaje póstumo a los fallecidos, una especie de “memento mori” como en su momento lo fue la estatua o la confección de anillos o joyas con cabello humano muy común en el siglo XIX: “Si bien nos parece macabro, es honrar la memoria de un hombre” ha dicho Ferris.
Sidney Verba, actual Director de la Biblioteca de la Universidad de Harvard, afirma que desconoce cuántos de los quince millones de libros que integran la colección están empastados en piel de seres humanos y David Ferris, curador y coleccionista, afirma que estamos ante un ritual, une especie de homenaje póstumo a los fallecidos, una especie de “memento mori” como en su momento lo fue la estatua o la confección de anillos o joyas con cabello humano muy común en el siglo XIX: “Si bien nos parece macabro, es honrar la memoria de un hombre” ha dicho Ferris.
Pero lo que hoy suena aterrador e increíble, no lo fue en el siglo XVII. En esa época era común usar la piel humana para muchos y variados propósitos. La piel restante con fines investigativos era curada y utilizada posteriormente en múltiples funciones, una de ellas la encuadernación de viejos tomos de libros.
Para Lawrence S. Thompson, exdirector de la Biblioteca de la Universidad de Kentucky, la práctica va mucho más atrás en el siglo XIII, cuando se empastó en piel humana un ejemplar francés de la Santa Biblia.