Ha anunciado el Presidente de la República que declarará el Estado de Emergencia en Cúcuta para afrontar las muy difíciles circunstancias que atraviesan los miles de ciudadanos colombianos provenientes de Venezuela -han llegado inclusive de Caracas y de ciudades no fronterizas-, deportados arbitrariamente por el régimen de Nicolás Maduro.
Ese estado excepcional se consagró en la Constitución anterior -la de 1886- mediante reforma introducida en 1968, a propuesta del entonces director del MRL, Alfonso López Michelsen, quien con toda razón quería que se distinguiera entre el orden público político, cuya perturbación daba lugar al Estado de Sitio, y el orden público económico y social, que no debía seguir siendo restaurado –cuando se rompía- bajo esa figura restrictiva de las libertades, y cuya ruptura requería un trato distinto desde el punto de vista de las facultades presidenciales y del tipo de medidas que podrían ser adoptadas. La distinción se conserva en la Carta Política de 1991, y la emergencia puede asumir las modalidades de económica, social, ecológica y generada por calamidad pública, depende de las causas que la hayan motivado y que deben quedar expresas en el decreto declaratorio firmado por el presidente y todos sus ministros.
A mi modo de ver, lo que ha ocasionado con su arbitraria política contra Colombia el presidente Maduro –por razones políticas internas de las cuales nuestro país no es responsable, y por la reconocida fragilidad de su gobierno- más que una emergencia económica es una emergencia social, aunque va a requerir modificaciones en el presupuesto y probablemente mayores ingresos –probablemente nuevos impuestos- para atender a las necesidades básicas de los afectados. El Estado colombiano debe solucionar muchos problemas a ese respecto, en materia de empleo, alimentación, vivienda, salud, educación de todas esas familias, que en realidad son desplazadas, ya no por la violencia interna sino por la proveniente del país vecino. Las deportaciones aumentan y la magnitud de la tragedia crece minuto a minuto.
