Hay indignación en Venezuela tras la decisión de la juez Susana Barrientos de condenar a Leopoldo López, el dirigente opositor, a 13 años. 9 meses, 7 días y 12 horas de cárcel. Hasta la misma medida o dosificación de la pena parece una burla, haciendo creer que se estima con exactitud y que corresponde precisamente a las faltas imputadas al político.

 

Leopoldo López es un líder de los movimientos que se desarrollaron en Venezuela durante el gobierno de Hugo Chávez, y se destacó con mayor fuerza a raíz del discutido triunfo de Nicolás Maduro en las últimas elecciones presidenciales, llevadas a cabo tras la muerte de Chávez. Está preso, por motivos que jamás han aparecido claros desde el punto de vista jurídico pero que han sido señalados por la oposición, por varios ex presidentes hispanoamericanos y por organizaciones de Derechos Humanos como de origen netamente político. Lleva privado de su libertad desde febrero de 2014.

 

La condena se funda en haberlo encontrado responsable –según la juez- de los delitos de instigación y participación en manifestaciones violentas y asonadas ocurridas en Caracas a comienzos del año pasado contra el régimen de Maduro. Que culminaron con la muerte de 43 personas y en cientos de heridos.

 

La impuesta es la máxima pena para los delitos de los que estaba acusado López, a saber, instigación pública, asociación para delinquir, daños a la propiedad e incendio con relación a los hechos violentos al final de una marcha antigubernamental que él convocó.

 

El centro de reclusión seguirá siendo la cárcel militar de Ramo Verde, cercana a la capital venezolana.

 

El dolor  y la repugnancia por esta condena, que inclusive Human Rights Watch juzga injusta y que los abogados de López manifiestan que no se fundó en una adecuada valoración de pruebas, se han expresado en las calles de Caracas y otras ciudades del país vecino, y en las muchas lágrimas derramadas por Lilian Tintori, esposa del dirigente.

 

En realidad, lo que se ve es una condena sin sustento probatorio en contra de Leopoldo López; producida más como desarrollo de una persecución sin tregua del Gobierno hacia sus opositores, y en el marco de un sistema y de un estado de cosas completamente irregular, en donde no hay separación funcional, ni independencia de los jueces y tribunales. Todo lo decide Maduro, y no podía quedar libre López porque no convenía a quienes ejercen el poder en Venezuela.