El 10 de octubre anterior, la izquierda colombiana fue electoralmente derrotada, después de 12 años de poder en Bogotá, ciudad ladroneada y finalmente muy mal gerenciada por un exguerrillero. El pasado 22 de noviembre, cayó el kirchnerismo en las urnas luego de 13 años en el poder y ya la prensa está pidiendo se suspendan algunos juicios contra militares de la dictadura.
En Brasil, millones de ciudadanos han venido protestando contra su presidenta, una exguerrillera que tiene 3 % de aprobación a su gestión, contra la corrupción del Partido de los Trabajadores de Lula y contra la recesión económica, cercana al 3,5 %. El 2 de noviembre, el Comandante del Ejército, General Villas Boas, dijo a los medios: “No hay chance de un golpe”. Recién había destituido a un General, quien convocó a oficiales de la Reserva al “despertar de una lucha patriótica” y amenazó a Rousseff con un juicio político.
Villas Boas, sin embargo, consideró “interesante” que las personas “exijan que el Ejército tome providencias para solucionar la crisis; (...) están demandando los valores que las Fuerzas Armadas encarnan y representan y que la sociedad carece”. El 15 de noviembre, nuevas manifestaciones en Sao Paulo, Río y otras 88 ciudades pidieron una intervención militar. ¿ “No estoy pidiendo un golpe, sino una intervención constitucional para llamar a nuevas elecciones limpias, sin urna electrónica, sin la manipulación del Partido de los Trabajadores. ¡Que se vayan todos para Cuba!”, dijo Rita Souza, una productora televisiva, reportó AFP.
Ahora, la atención está enfocada en Venezuela, en donde los militares decidirán quién se queda en el poder después de las elecciones del 6 de diciembre, porque como dice la analista Rocío Sanmiguel : “Claramente están controlando lo económico, la inteligencia y las armas”, aunque aclara: “Entre los militares actúan distintos grupos que no necesariamente están en contacto entre sí o tienen intereses convergentes”.
¿Habrá fractura institucional, cuando se denuncia que los soldados no tienen tres comidas al día, el alto mando está señalado de narcotráfico y la desaprobación pública a los militares sobrepasa el 90 %?
En Colombia, en la última encuesta de Gallup, los militares mantienen una opinión favorable de un 76 %, con un promedio de un 80 % desde hace quince años, por encima del Congreso, los partidos políticos, la Justicia, la Policía, los empresarios y los medios de comunicación. Las farc son rechazadas por más del 95 % de los colombianos, pero su demanda de reducción y reforma militar está en desarrollo, justo ahora que empieza a castigarse la incapacidad de la izquierda para administrar el interés común, como no sea con autoritarismo, retórica y miseria.
¿Qué papel están jugando y jugarán los militares en este péndulo de la precaria cultura política latinoamericana?.
PUBLICADO EL 26 DE NOVIEMBRE DE 2015 en www.elcolombiano.com