El discreto anuncio que Nicaragua recibirá próximamente 10 tanques rusos T-72B1, de un lote de 50, disparó algunas alarmas y comentarios en varios centros de estudio y estrategia en la región: es una preocupación de seguridad para los vecinos del país sandinista. ¿Colombia? No, a menos que los cañones de 125 mm de tales repotenciados armatostes alcancen la aún colombiana Old Providence Island, lo cual es muy poco probable.
Pero la noticia, que rápidamente fue silenciada por el gobierno de Ortega, generó dos inquietudes. La primera, del gobierno de US que en el 2013 donó instalaciones y material naval costero a la Fuerza Naval de Nicaragua y cuya embajadora en Managua declaró a periodistas locales sobre los tanques rusos: “Estamos tratando de recibir información sobre este programa. Obviamente estamos leyendo sus noticias aquí y escuchando lo que están diciendo, pero necesitamos investigar eso un poquito más para entender exactamente el propósito y que van a hacer”.
La segunda, es una inquietud que viene desde hace varios años: ¿Para qué y Cómo avanza la presencia militar rusa en el Caribe, Latinoamérica?. En diciembre de 2008, por primera vez después de la Guerra Fría, visitaron Cuba el buque misilero nuclear "Pedro el Grande" y el destructor "Almirante Chabanenko", así como varias naves de apoyo, convoy que posteriormente fondeó en el puerto de la Guaira, Venezuela. En agosto 2013, el Portamisiles Moskva recaló en Corinto, Nicaragua, procedente de La Habana.
En noviembre de este año, por primera vez en la historia, dos bombarderos estratégicos Tupolev TU-160, volaron ida y vuelta entre los aeropuertos Simón Bolívar en Maiquetía, y Augusto Sandino en Managua. En una típica misión de reconocimiento, detallaron el nuevo mar nicaragüense, el Caribe en general y probaron la reacción de la Fuerza Aérea Colombiana al entrar dos veces al espacio aéreo del país suramericano “inadvertidamente”. En febrero de 2014 atracó en los muelles de La Habana el buque de inteligencia técnica Viktor Leonov CCB-175, justo cuando iniciaba una nueva ronda de conversaciones gobierno colombiano-farc. Posteriormente el navío militar tocó en Bluefields, Nicaragua.
En abril , mientras la crisis en Ucrania subía de tono, el canciller Labrov visitó Nicaragua y resaltó en compañía de Daniel y la esotérica compañera Rosario, el interés y la amistad ruso nicaragüense, algo que fue confirmado en julio por Putin en una sorpresiva visita al país. "Nicaragua es un socio muy importante de Rusia en América Latina“. Ya desde febrero el ministro de Defensa ruso había anunciado la intención de construir bases militares de reabastecimiento en Nicaragua, Cuba y Venezuela, lo que según el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS) de Washington, marcaba “el empeño más directo de Rusia en la región desde el fin de la Guerra Fría”.
Durante el 2015, la Ostentación de Bandera rusa en las aguas del Caribe fue poca aunque la Agencia Espacial Federal (Roscosmos) anunció que Moscú planea instalar en Nicaragua estaciones terrestres para "monitorear y aumentar la precisión de la navegación satelital en la órbita terrestre" del tipo Glonass, la competencia del GPS americano y el GALILEO europeo.
Pero la compra de armamento ruso por parte de Nicaragua afronta serios problemas financieros. Rusia tiene su economía enredada: ya ha recortado su presupuesto dos veces este año y el Kremlin aún no ha decidido el Plan de gastos para el 2016. En Nicaragua, los dos megaproyectos bandera del gobierno, un complejo petroquímico financiado por Venezuela y una central Hidroeléctrica en la represa de Tumarín, financiada por Brasil, se han detenido por la delicada situación económica de ambos países patrocinadores. Los 25.000 empleos que se proyectaban quedaron en el papel, Nicaragua sigue con una rata de desempleo de casi el 30% y Venezuela le redujo en un 56% su apoyo petrolero.
A pesar de ser uno de los tres países más pobres del continente, los medios especializados insisten en confirmar la adquisición del gobierno Nicaragüense de dos corbetas misileras rusas, en construcción en el Astillero Fair-Nevsky de St. Petersburg y que estarían destinadas a garantizar la soberanía de 75 mil kilómetros cuadrados de mar que la Corte Internacional de La Haya le cercenó a Colombia y en los que el sandinismo no tiene por ahora con que hacer valer tal decisión, frente a un gobierno colombiano vacilante.
Por supuesto que esta proyectada adquisición tiene a los estrategas navales colombianos calculando alcance y letalidad de los misiles Igla-1M y la configuración de los cañones AK-306 de 30mm con los que estarían dotadas estas patrulleras. Si bien el país centroamericano no tiene con qué pagar y los rusos no están boyantes, las tensiones geopolíticas en la frontera occidental rusa y la rivalidad Rusia-Otan, podría muy bien hacer que Putin donara material bélico desueto para, quid pro quo, perturbar la periferia norteamericana en el Caribe, justo ahora que analistas del US Naval Institute advierten de una "Batalla por el Atlántico" con los nuevos submarinos rusos de tercera generación.
En este escenario, en el que se alinean el eje Managua-La Habana-Caracas con el apoyo de Rusia de un lado y Bogotá ( el apoyo de US estaría por verse) del otro, frente a una disputa limítrofe con reservas petroleras de por medio, la diplomacia de la lucha contra el narcotráfico está en pleno desarrollo. Cualquier instalación, armamento, entrenamiento, operación, patrullaje y actividad de inteligencia, se justifica con la necesidad de combatir el narcotráfico, mas ahora que Colombia es el primer productor mundial de cocaína y el Caribe la ruta aérea preferida para su trasiego hacia US, el principal consumidor.
Los tanques T-74 de Nicaragua no encajan en este crucigrama. Como no compagina con el contexto político-militar de la región en descomunal arsenal ruso del gobierno chavista, que ha convertido a Venezuela en el segundo mejor cliente mundial de armamento ruso, después de la India. Aunque escaseen los alimentos y las medicinas y la inflación este fuera de control, sigue recibiendo armamento estratégico ruso y chino. Cuba, no se queda atrás, pues luego de la visita de Obama, Raul Castro corrió a Moscú a discutir con Putin, los planteamientos norteamericanos.
Entretanto un nuevo radar de proximidad de última generación Indra (español) se instala en el aeropuerto internacional Sandino, fuentes confiables aseguran que barcos pesqueros decomisados por narcotráfico y ahora remozados con material ruso de inteligencia técnica, ya estarían faenando en el Caribe y espiando a la corbeta colombiana que permanece navegando a lo largo de la nueva frontera asignada por La Haya.
Los tanques rusos, pues, preocupan a Costa Rica y a Honduras, son una alerta temprana para Colombia, un interrogante para Estados Unidos y hacen sonreír a Rusia que ahora se ha comprometido con Evo Morales a construir una central nuclear en El Alto, La Paz.
Los chinos, de cuyo canal no se oye mucho por estos días, observan atentos todo los acontecimientos, pensando más en dinero que en armamento, por ahora.