Un diario oficialista importante reconoce en sus páginas que actualmente existen 4 frentes de guerra en el país: Nariño (frontera con Ecuador), Catatumbo (frontera con Venezuela), Guaviare (frontera con Venezuela y Brasil) y Bajo Cauca antioqueño (frontera con Panamá).
Como resultado del negociado habanero que sacrificó el estado de derecho, el sentido de justicia y la moral pública en aras de una inefable e inexistente paz, estos 4 Teatros de Operaciones no amainarán mientras los cultivos ilícitos y la producción de cocaína sigan alimentando la poderosa cadena del Crimen Organizado Internacional.
En este escenario, preocupa el debilitamiento de la fuerza legal y legítima del Estado para enfrentar esta turbulencia que se siente en todas las ciudades principalmente. La obligación constitucional del Mando militar y policial es la de obedecer al poder civil, al gobernante de turno, pero su deber institucional primordial es el de mantener la Unidad y el espíritu de lucha de sus Fuerzas.
Es que la institución más apreciada por los colombianos, la de 200 años de historia, acusa desencanto. Uniformados siguen cayendo asesinados en Urabá, Catatumbo, Arauca, Guaviare sin que a nadie le importe mucho; los miles de soldados y policías de las Operaciones Agamenón, Esparta y Atlas, se enteran diariamente de la corrupción de magistrados, ministros, funcionarios, militares y empresarios; nuestras tropas son irrespetadas por la comunidad, graduadas de ladrones por articulistas irresponsables y menospreciadas durante el debate electoral por el candidato del narco castro-chavismo; Acore ha reclamado con vehemencia los peligros de la comunista JEP y una desestimulante reforma pensional está a la vista. Todo esto ha generado mucha incertidumbre y baja motivación entre quienes tienen que arriesgar su vida y ¨morir por defenderte¨ como dice su Oración Patria.
Este gobierno entregará un Estado con una FFPP debilitada, con su fibra moral soliviantada, lo cual traerá consecuencias desastrosas a menos que se tomen medidas drásticas. No bastan vacías proclamas a nuestros “héroes” ni alzamientos de voz simulando energía y virilidad que no se tienen. O se revitaliza nuestra FFPP o caeremos en el desorden generalizado.
JOHN MARULANDA