Las élites político-económicas que gobernaron estos países desde los años de las independencias, debido a su exclusión e incompetencia concluyeron en regímenes militares que a pesar de sus desafueros trajeron orden y disciplina, necesarios para que un país pueda progresar, como en los casos de Chile y Brasil. Esas dictaduras le dieron justificación moral a las resistencias violentas que, irónicamente, con la llegada de un Coronel al poder en Venezuela, reavivaron retórica y financieramente la lucha contra las mencionadas élites corruptas.
Pero la izquierda en el poder resultó más corrompida que la derecha y, sobre todo, incompetente y estúpida para manejar la cosa pública. Cayeron los ladrones Lula, Dilma, los Kirchner, Maduro se tambalea, Ortega se derrumba, Correa está a punto de ser encerrado y Evo se quedó solo en su ficción de la suiza andina. En el trasfondo de este drama político regional, está el narcotráfico, alimento de las farc, el eln y el epl, en Colombia, de Sendero en Perú, de los Mapuches en Chile-Argentina, el EPP en Paraguay y de la terrible violencia en México, Centroamérica y el Caribe.
Hoy, la derecha sigue escalando el poder en la región, por contraposición a una izquierda que durante dos décadas o más de autoritarismo y corrupción podría reiniciar un nuevo ciclo de violencia.
En los comicios del pasado 17, Colombia eligió un Presiente de Centro-derecha y mostró una inflada fuerza de izquierda, encabezada por un ex terrorista marxista, que con ocho millones de votos será el soporte virtual al discurso incendiario que revitalizaría la argumentación y la acción de la izquierda continental, ahora que probablemente Méjico elija un mandatario neo comunista.
La recomposición democrática de los Estados latinoamericanos y de Colombia, pasa necesariamente por la lucha frontal y decidida contra el mayor mal que nos ha dejado el periodo Santos: el narcotráfico, del cual se desprenden la corrupción que deslegitima las instituciones y la violencia que desintegra el tejido social. Y la oposición al gobierno Duque vendrá, precisamente, de organizaciones políticas de pasado narco (m-19) y presente narco (farc-eln-epl). Así las cosas, cualquier emprendimiento en Justicia, Economía, Desarrollo u otra actividad, deberá tener la Seguridad como presupuesto inicial. Para este logro, en Colombia es urgente reavivar nuestra Fuerza Pública